miércoles, 7 de noviembre de 2012


32. DISCIPULADO

1. Discípulo es aquel que, por sobre todo, se compromete a hacer tres cosas:

i.       Servir a la humanidad.
ii.      Colaborar en el plan de los Grandes Seres, tal como lo ve, y de la mejor manera posible.
iii.     Desarrollar los poderes del ego, expandir su conciencia hasta poder actuar en el cuerpo causal, en los tres planos de los tres mundos, y seguir la guía del yo superior y no los dictados de su triple manifestación inferior.

Discípulo es aquel que comienza a comprender el trabajo grupal, y a trasladar su centro de actividad, desde sí mismo (como un eje alrededor del cual todo gira) al centro del grupo.

Discípulo es aquel que comprende simultáneamente la relativa insignificancia de cada unidad de conciencia como también su vasta importancia. Se ajusta su sentido de proporción y ve las cosas tal cual son, a las personas como son, a sí mismo tal cual es inherentemente, entonces trata de llegar a ser lo que él es.

El discípulo comprende la vida o el aspecto fuerza de la naturaleza y no le atrae la forma. Trabaja con la fuerza y por medio de la fuerza; se reconoce como un centro de fuerza dentro de otro centro mayor de fuerza, y tiene la responsabilidad de dirigir la energía que puede afluir a través de él hacia los canales por medio de los cuales el grupo puede beneficiarse.

El discípulo reconoce que es, en mayor o menor grado, una avanzada de la conciencia del Maestro, considerando al Maestro en un sentido dual:

i.       Como su propia conciencia egoica.

ii.      Como el centro de su grupo; fuerza que anima a las unidades del grupo, uniéndolas en un todo homogéneo.

Discípulo es aquel que transfiere su conciencia de lo personal a lo impersonal, y que durante la etapa de transición soporta necesariamente muchas dificultades y sufrimientos, provenientes de varias causas:

i.       De su yo inferior, que se rebela en contra de la transmutación.

ii.      De su grupo inmediato, de sus amigos y familiares, que se rebelan ante su creciente impersonalidad. No les agrada ser considerados uno con él, en el aspecto vida, y sin embargo independientes de él, en lo que respecta a deseos e intereses. No obstante, la ley rige, y sólo cabe verdadera unidad en la vida esencial del alma. El descubrimiento de que la forma causa muchos sufrimientos al discípulo, pero el camino conduce eventualmente a la perfecta unión.

Discípulo es aquel que conoce su responsabilidad para con todas las unidades que están bajo su influencia --responsabilidad de cooperar con el plan de la evolución, tal como es para ellos, y así expandir las conciencias y enseñarles la diferencia entre lo real y lo irreal, la vida y la forma. Esto puede realizarlo muy fácilmente demostrando en su propia vida cuál es su meta, objetivo y centro de conciencia. (1-68/9).

2. Cada uno tendrá su lugar en el plan si se realiza el trabajo necesario, el cual consistirá en:

El esfuerzo de reconocer lo divino dentro de cada uno. De esta manera la verdadera obediencia ocultista, esencial en todo entrenamiento ocultista, será fomentada y desarrollada; no estará basada, como sucede a menudo, en la personalidad, sino en la comprensión instintiva de que existe un Maestro y en la disposición de seguirlo, como resultado del conocimiento de Sus poderes, la pureza de Su vida y objetivos y la profundidad de Sus conocimientos.

El esfuerzo para pensar en términos de grupo y claramente por sí mismo, sin depender de otros para las explicaciones aclaratorias.

El esfuerzo para purificar y refinar todos los cuerpos y convertirlos en servidores dignos de confianza.

El esfuerzo para equipar al cuerpo mental lo mejor posible y acumular en él hechos sobre los cuales ampliar el conocimiento.

Cuando se realicen tales cosas, grande será la oportunidad. (2-225/6).

3. Mediante la rígida disciplina impuesta por uno mismo, llega oportunamente la perfección. Nada es demasiado insignificante para el discípulo, porque la meta se alcanza mediante el riguroso ajuste de los detalles en la vida del mundo inferior. El discípulo al acercarse al Portal, lleva una vida cada vez más difícil; la vigilancia ha de ser más estricta, y ha de obrar correctamente, sin considerar las consecuencias, luchar con cada cuerpo y subyugar cada uno de sus aspectos. Sólo mediante la total comprensión del axioma: “Conócete a ti mismo”, llega el conocimiento que permite al hombre aplicar la ley y conocer el mecanismo interno del sistema desde el centro a la periferia. Lucha, esfuerzo, disciplina y servicio dedicado, sin otra recompensa que la incomprensión y el abuso de los que vienen detrás, es la función del discípulo. (2-226).

4. No es cobardía ser precavido y cuidadoso respecto a las cuestiones que conciernen a la vida subjetiva. Por consiguiente, el aspirante debe realizar tres cosas:

i.       Purificar, disciplinar y transmutar su triple naturaleza inferior.

ii.      Cultivar el conocimiento de sí mismo y equipar el cuerpo mental mediante buenos pensamientos y acciones.

iii.     Servir a su raza con absoluta abnegación.

Al proceder así cumple con la ley, se condiciona para obtener entrenamiento, y se capacita para recibir la culminante aplicación del Cetro de Iniciación; de este modo aminorará el peligro que significa despertar el fuego. (3-155).

5. A medida que el aspirante progresa, no sólo equilibra los pares de opuestos sino que le es revelado el secreto que oculta el corazón de su hermano. Llega así a ser una fuerza reconocida en el mundo, de quien puede confiarse que se dedicará a servir. Los hombres se dirigen a él en pos de ayuda y apoyo dentro de su línea de actividad, y empieza a emitir su nota a fin de que no sólo escuchen los seres humanos sino también los devas. Esta etapa la realiza por medio de la literatura, las conferencias y la enseñanza, y también por medio de la música, la pintura y el arte. Llega a los corazones de los hombres de una manera u otra, convirtiéndose en un auxiliar y servidor de su raza.

...En esta etapa la vida del aspirante se convierte también en “instrumento de destrucción”, en el sentido oculto del término. Donde quiera que vaya, la fuerza que fluye a través de él, proveniente de los planos superiores y de su propio Dios interno, produce a veces resultados peculiares en su ambiente. Actúa como estimulante tanto del bien como del mal, estimulando análogamente a los pitris lunares que forman los cuerpos de sus semejantes y al suyo propio, quienes acrecientan su actividad y adquieren excesivo poder. Este factor es utilizado por Aquellos que actúan internamente para realizar ciertos fines deseados. Esto a menudo causa momentáneamente la caída de almas avanzadas, las cuales no pueden resistir la fuerza que fluye a ellas, o sobre las mismas, desviándose por la hiperestimulación temporaria de sus centros y vehículos. Esto puede observarse tanto en los grupos como en los individuos. Pero cuando los Señores lunares del yo inferior han sido previamente subyugados y controlados sucede lo contrario, entonces el efecto de la fuerza y de la energía, con las cuales entran en contacto, consistirá en estimular la respuesta de la conciencia del cerebro físico y de los centros de la cabeza al contacto egoico. Entonces esta fuerza que de otra manera sería destructiva se convierte en un factor estimulante, bueno y útil, que pueden utilizarlo Aquellos que saben hacerlo, a fin de conducir al hombre a una mayor iluminación.

Estas etapas han de tener lugar en los tres planos inferiores y en los tres cuerpos de acuerdo al Rayo y subrayo particulares. De esta manera el discípulo continúa realizando su trabajo y también lleva a cabo las pruebas y el entrenamiento a que está sometido, hasta que las dos hileras de pétalos se abren y la tercera comienza a formarse; dirigiendo correctamente la energía y manipulando inteligentemente las corrientes de fuerza, el discípulo es conducido al Portal de la Iniciación, egresando del Aula del Aprendizaje e ingresando al Aula de la Sabiduría - donde gradualmente se hace “consciente” de las fuerzas y poderes que están latentes en su propio Ego y su grupo egoico. Allí adquiere el derecho a utilizar la fuerza del grupo egoico, porque ya se puede confiar que la empleará únicamente para ayudar a la humanidad. Después de la cuarta Iniciación se le puede confiar parte de la energía del Logos planetario y participar de ella, permitiéndole llevar adelante los planes de este Logos para la evolución. (3-687/9).


33. REQUISITOS NECESARIOS PARA LOS ASPIRANTES


1. El grupo de Instructores con quienes pueden estar en contacto las aspirantes comunes y los discípulos en probación en el plano mental, son hombres de pasiones similares, pero con mayor experiencia en el sendero y un autocontrol más sabio de sí mismos. No trabajan con aspirantes por sentir afecto personal, sino porque la necesidad es tan grande que buscan a quienes puedan ser entrenados. La actitud mental requerida es rápida captación, habilidad de registrarlo y no dudar hasta tener mayor conocimiento. Luego se le urge al aspirante a dudar de todo. Les recordaré las palabras de un Instructor que dijo “Somos hombres sensatos y equilibrados que instruimos, así como enseñábamos en la tierra, no adulando a nuestros estudiantes sino disciplinándolos. Los conducimos sin forzar ni nutrir sus ambiciones con promesas de poder, sino impartiéndoles información e induciéndoles a utilizarla en su trabajo, sabiendo que el correcto uso del conocimiento lleva a la experiencia y a la realización de la meta”.

¡Cuántas veces se encuentra un estudiante más preocupado en el Maestro y lo que Éste hará, que en su propio trabajo! Sin embargo adaptarse al servicio y capacitarse para colaborar útilmente, son o debieran ser sus principales preocupaciones.

Interesa más la investigación respecto al Maestro que las cualidades necesarias para el discipulado. Lo que se sabe respecto a los adeptos interesa más que la constante investigación sobre las limitaciones e incapacidades, cosa que debería ocupar la atención del aspirante. Es más fácil despertar la curiosidad acerca de las costumbres y los métodos de determinados Maestros para manejar a los discípulos, que aplicar pacientemente hábitos correctos y métodos de trabajo en la vida del seudo discípulo. Todas estás cuestiones son de orden secundario y sólo dificultan y limitan, y una de las primeras cosas que se aconseja, a quien quiera entrar en comunicación con los Maestros, es apartar su atención de todo lo que no le concierne y enfocarla en los pasos y etapas necesarios que debe expresar en su vida y suprimir esos momentos perdidos, estados de ánimo y períodos mentales que frecuentemente ocupan la mayor parte de su vida mental.

Cuando un Maestro desea encontrar a quienes están capacitados para recibir instrucción y enseñanza, busca ante todo tres cosas. Si éstas no existen, será inútil toda devoción, aspiración, pureza y formas de vida. Es esencial que todos los aspirantes comprendan estos tres factores y eviten sufrimiento mental y pérdida de energía.

i.       El Maestro busca la luz en la cabeza.

ii.      Investiga el karma del aspirante.

iii.     Observa su servicio en el mundo.

Si no hay indicios en el hombre de que es, denominado esotéricamente, “una lámpara encendida”, será inútil que el Maestro pierda su tiempo. Cuando la luz en la cabeza está presente, indica:

(a) El funcionamiento mayor o menor de la glándula pineal, que (como bien se sabe) es el asiento del alma y el Órgano de la percepción espiritual. En esta glándula tienen lugar los primeros cambios fisiológicos incidentales al contacto con el alma, lo cual se logra mediante el trabajo definido de meditación, el control mental y la afluencia de fuerza espiritual.

(b) El alineamiento del hombre con su ego - alma o yo superior en el plano físico - en el plano mental, más la subordinación de la vida y naturaleza del plano físico a la impresión y el control del alma. Esto está muy bien explicado en los primeros tres capítulos del libro aspirantes Cartas sobre Meditación Ocultista y debe ser estudiado por los discípulos.

(c) El descenso de fuerza mediante el cordón o hilo magnético, desde el alma al cerebro, a través del cuerpo mental. Todo el secreto de la visión espiritual, correcta percepción y contacto, consiste en una debida comprensión de la afirmación anterior y, por lo tanto, los Aforismos de Yoga de Patanjali es siempre el libro de texto de los discípulos, iniciado y adeptos, porque allí se encuentran esas reglas y métodos que ponen a la mente bajo control, estabilizan el cuerpo astral y desarrollan y refuerzan el hilo del alma, a fin de poder ser un verdadero canal de comunicación entre el hombre y su ego. La luz de la iluminación desciende a la cavidad del cerebro y hace objetivas tres esferas de conocimiento. A menudo esto se olvida, y de allí proviene la indebida aflicción y las interpretaciones prematuras del discípulo probacionista parcialmente iluminado.

La luz pone de relieve primeramente, y lleva al primer plano de la conciencia esas formas mentales y entidades que representan la vida inferior, y que (en su conjunto) constituyen el Morador en el Umbral.

Así el aspirante se da cuenta, ante todo, de lo indeseable, de su falta de mérito y de sus limitaciones e irrumpen en su visión los componentes malsanos de su aura. La oscuridad interna se intensifica por la luz que brilla débilmente desde el centro de su ser, y con frecuencia se desespera y desciende a las profundidades de la depresión. Todos los místicos atestiguan esto, y este período debe ser vivido hasta que la luz pura del día despeje todas las sombras y la oscuridad; así poco a poco la vida se ilumina y brilla hasta que el sol en la cabeza fulgura en toda su gloria.

(d) Finalmente, la luz en la cabeza indica haber descubierto el sendero, y al hombre sólo le queda estudiar y comprender la técnica por la cual la luz se centraliza, intensifica, penetra, hasta que oportunamente se convierte en esa línea magnética (parecida al hilo de la araña) que puede ser seguida retroactivamente hasta llegar al origen de la manifestación inferior y penetrar en la conciencia del alma. El lenguaje empleado es simbólico, aunque vitalmente exacto, pero está expresado así a fin de impartir información a los que saben y proteger a los que aún no saben.

“El sendero del justo es como una luz brillante” y, sin embargo, al mismo tiempo el hombre debe convertirse en el sendero mismo. Penetra en la luz, se convierte en luz, y actúa como lámpara encendida en un lugar oscuro, llevando iluminación a otros e iluminando el camino ante ellos.

Como próximo punto, un Maestro debe considerar si ello es o no kármicamente posible, antes de admitir a un hombre en Su grupo, o si existen en su archivo esas condiciones que en esta vida le impiden ser admitido.

Tres factores principales deben ser considerados por separado y en relación entre sí.

Primero, ¿existen obligaciones kármicas en al vida actual del hombre, que lo imposibilitan para actuar como discípulo? A este respecto hay que tener muy en cuenta que un hombre puede llegar a ser discípulo y merecer la atención de un Maestro sólo cuando su vida vale algo en el mundo de los hombres, cuando ejerce influencia en su esfera y cuando moldea y actúa sobre las mentes y los corazones de otros hombres.

Si no es así, el Maestro pierde tiempo en ocuparse personalmente de él, porque puede ser ayudado en forma apropiada, de otra manera, por ejemplo, podrá extraer mucho conocimiento de libros e instructores, que sólo es de carácter teórico y no práctico y adquirir mucha experiencia bajo la guía de su propio ego, el Maestro en su corazón. El hombre es un discípulo cuando puede ser utilizado para desarrollar el plan de la Jerarquía y también influido para materializar esos esfuerzos planificados que permitirán a la humanidad dar los pasos necesarios hacia adelante. Esto implica (en su vida en el plano físico), tiempo, reflexión, circunstancias propicias y otras consideraciones, que posiblemente el hombre haya alcanzado la etapa, desde el punto de vista de su carácter, en que merece el reconocimiento de un Maestro y, sin embargo, tener obligaciones y deberes que cumplir, que obstaculizarían su servicio activo en determinada vida. El maestro debe considerar esto como también lo hace el ego del hombre.

Actualmente, y con frecuencia, el resultado es que (tal vez inconscientemente para el cerebro físico) el hombre adquiere una gran experiencia y toma a su cargo una excesiva responsabilidad en una vida particular, con el objeto de liberarse para prestar servicio en una vida posterior y obtener el estado de chela. Trabaja a fin de equiparse para la próxima vida y se dedica a cumplir pacientemente sus deberes del hogar, del círculo de amigos y de sus negocios. Se da cuenta que desde el punto de vista egoico una vida es una cosa breve que pasa pronto, y que por medio del estudio, la actividad inteligente, el servicio amoroso y la paciencia, trascenderá esas condiciones que impiden ser aceptado en el grupo de un Maestro.

El Maestro también estudia la condición del cuerpo físico y de los cuerpos más sutiles de un aspirante, a fin de ver si en ellos existen estados de conciencia que traban su utilidad y actúan como obstáculos. Estas condiciones son también kármicas y deben ser ajustadas antes de poder ser admitido entre otros chelas. Un cuerpo físico enfermo, un cuerpo astral propenso a fluctuaciones, emociones e ilusiones síquicas, y un cuerpo mental no controlado o mal equipado, resultan peligrosos para el estudiante si no son corregidos y perfeccionados. Un chela está sometido constantemente a la acción de las fuerzas que le llegan de tres fuentes principales,

¡.       su propio ego,

ii.      su Maestro,

iii.     el grupo de condiscípulos,

y si no es fuerte, ni está purificado y controlado, dichas fuerzas servirán para estimular sólo condiciones indeseables, fomentar lo que debe ser eliminado y traer a la superficie todas las flaquezas ocultas. Ello debe efectuarse inevitablemente, pero mucho hay que hacer en este sentido antes de ser admitido en un grupo de discípulos, de lo contrario gran parte del valioso tiempo del Maestro deberá dedicarse a eliminar y anular los efectos de las reacciones violentas del chela sobre otros chelas del mismo grupo. Es mejor esperar y trabajar uno mismo paulatina e inteligentemente, que forzar el camino hacia líneas de fuerza antes de estar preparado para manejar éstas y sus consecuencias.

El adepto debe considerar otro factor: la encarnación de esos chelas con quienes el hombre debe trabajar y están ligados kármicamente a él por antiguos vínculos y familiarizados en un trabajo similar.

A veces es aconsejable esperar un poco antes de permitírsele salir del sendero físico, hasta llegar a esa vida en que sus compañeros de trabajo estén en cuerpo físico, sintonizados a su vibración y acostumbrados a trabajar con él, porque el ingreso al grupo de un Maestro depende del servicio que debe prestar y del trabajo específico que ha de realizar y no porque un hombre reciba un entrenamiento cultural que algún día lo convertirá en un adepto. Los chelas se entrenan a sí mismos, y cuando están preparados para cualquier trabajo son utilizados por un Maestro. Se desarrollan ellos mismos y efectúan su propia salvación, y a medida que dan un paso tras otro, su Maestro les transfiere cada vez mayor responsabilidad. Serán entrenados en la técnica del servicio y en la respuesta vibratoria al Plan, pero ellos deben aprender a controlarse y a capacitarse para el servicio.

Hay otros factores kármicos que debe considerar un Maestro, pero éstos son los tres principales y de mayor importancia que han de tener en cuenta los aspirantes. Están especificados de tal manera que ningún auténtico y sincero trabajador debe sentirse deprimido y desalentado, si no ha establecido un vínculo consciente con el Maestro ni ha percibido afiliación alguna con un grupo esotérico de chelas. Quizás no se deba a su incapacidad, sino simplemente a la elección de su ego de preparar en esta vida el camino para una acción futura, eliminar obstáculos en uno o en los tres cuerpos inferiores, o esperar el momento en que su aceptación sea más propicia.

El tercer factor que el Maestro busca es el del servicio, y referente a ello el aspirante tiene muy poco que decir y probablemente lo interprete mal. La ambición espiritual, el deseo de actuar como dirigente de grupo, oírse hablar, enseñar, escribir o dar conferencias, son considerados erróneamente como servicio por el aspirante.

Al Maestro no le interesa la fuerza o posición mundana del trabajador, ni la cantidad de personas que se reúnan alrededor de su personalidad, sino los móviles que impulsan su actividad y el efecto que su influencia ejerce sobre sus semejantes. El verdadero servicio es la emanación espontánea de un corazón amoroso y de una mente inteligente, el resultado de hallarse en el lugar correspondiente y permanecer en él; el producto de la inevitable afluencia de la fuerza espiritual y no de la intensa actividad en el plano físico; es el efecto del hombre cuando expresa lo que en realidad es, un divino Hijo de Dios, y no el efecto estudiado de sus palabras o actos. Un verdadero servidor reúne alrededor de él a quienes es su deber servirlos y ayudarlos por medio de la fuerza de su vida y su personalidad espiritualizada, y no por sus pretensiones o aseveraciones orales. Sirve olvidándose de sí mismo, sigue su camino abnegadamente, no piensa en la magnitud o el fracaso de sus realizaciones, ni tiene ideas preconcebidas de su propio valor o utilidad. Vive, sirve, trabaja e influye, sin pedir nada para el yo separado.

Cuando un Maestro percibe esta manifestación en la vida de un hombre, como resultado del despertar de la luz interna y el reajuste de sus obligaciones kármicas, entonces emite una nota y espera ver si el hombre reconoce su propia nota grupal. Al reconocerla, es admitido en su propio grupo de trabajadores y puede estar en presencia de un Maestro. (4-139/45).

2. Daré algunas sencillas sugerencias que pueden ser de utilidad para el aspirante sincero:

i.       Con la ordenada regulación de la vida viene la eventual síntesis y el correcto control del tiempo, con todo lo que de ello proviene.

ii.      Con la eliminación correcta de todo lo secundario y con el sentido de proporción correctamente ajustado, llega a la exactitud y centralización, distintivos del ocultista.

iii.     Con la correcta aspiración, en el momento señalado, se produce el contacto necesario y la inspiración para el trabajo a realizar.

iv.     Con la constante adhesión a las reglas autoimpuestas se produce el gradual refinamiento del instrumento y el perfeccionamiento de los vehículos que - para el Maestro serán el medio para ayudar a innumerables pequeñas vidas. (18-19).


34. ¿QUE ES UN DISCIPULO?

1. El hombre ha utilizado la forma y ha sido dominado por ésta. Ha sufrido por ello, y con el tiempo se ha rebelado, pues se ha saciado de todo lo que pertenece al mundo material. Insatisfacción, hastío, desagrado y profunda fatiga, son características muy frecuentes de quienes están al borde del discipulado. Y ¿qué es un discípulo? Es quien trata de aprender un nuevo ritmo, entrar en un nuevo campo de experiencia y seguir los pasos de esa humanidad avanzada que antes que él ha hollado el sendero que conduce de la oscuridad a la luz y de lo irreal a lo real. Ha saboreado las alegrías de la vida en el mundo de la ilusión y ha aprendido que son impotentes para satisfacerlo y retenerlo. Ahora se encuentra en una etapa de transición entre los nuevos y los viejos estados del ser. Vibra entre la condición de la percep­ción del alma y la percepción de la forma. Por lo tanto, ve “doble”.

Su percepción espiritual aumenta lenta y firmemente a medida que el cerebro se va capacitando para recibir iluminación del alma, por intermedio de la mente. Al desarrollarse la intuición, el radio de percepción aumenta y se abren nuevos campos de conocimiento.

El primer campo de conocimiento que recibe iluminación puede describirse como aquel que abarca la totalidad de las formas que se encuentran en los tres mundos del esfuerzo humano - etérico, astral y mental. El discípulo en cierne se hace consciente de su naturaleza inferior a través de este proceso, y comienza a darse cuenta de la amplitud de su aprisionamiento y (como lo expresa Patanjali) de “las modificaciones de la versátil naturaleza síquica”.’ Le son revelados los impedimentos para la realización y los obstáculos para el progreso, y su problema se convierte en específico. Con frecuencia llega a la posición en que se encontró Arjuna, enfrentado con enemigos en su propio hogar, confundido respecto a su deber, desanimado al tratar de equilibrarse entre los pares de opuestos. Entonces la plegaria para él debería ser la famosa oración de la India, pronunciada por el corazón, captada por la cabeza y complementada por una ferviente vida de servicio a la humanidad:

“Descúbrenos la faz del verdadero sol espiritual, Oculta por un disco de luz dorada, Para poder conocer la verdad y cumplir con nuestro deber, Cuando nos encaminamos hacia Tus sagrados pies”.

A medida que lucha y persevera, supera sus problemas y controla sus deseos y pensamientos, se revela el segundo campo de conocimiento - conocimiento del yo en el cuerpo espiritual, y del ego al expresarse mediante el cuerpo causal, el Karana Sarira, y la percepción de esa fuente de energía espiritual, impulso motivador que reside detrás de la manifestación inferior. El “disco de luz dorada” es traspasado; el verdadero sol es percibido; el sendero es descubierto y el aspirante lucha por avanzar hacia la luz cada vez más clara.

Cuando se estabiliza el conocimiento del yo y la conciencia de lo que ese yo percibe, oye, conoce y hace contacto, el discípulo encuentra al Maestro; se pone en contacto con su grupo de discípulos y comprende el plan del trabajo inmediato que le corresponde desarrollar gradualmente en el plano físico. Así disminuye la actividad de la naturaleza inferior y el hombre entra poco a poco en contacto consciente con su Maestro y su grupo. Pero esto ocurre después de “encender la lámpara” - alineamiento de lo inferior con lo superior y descenso de iluminación al cerebro.

Es esencial que estos puntos sean comprendidos y estudiados por todos los aspirantes para poder dar los pasos necesarios y desarrollar la deseada percepción. Hasta no realizarlo, por más voluntad que tenga el Maestro, es impotente para admitir a alguien en Su grupo, incluirlo en Su influencia áurica y convertirlo en una avanzada de Su conciencia. Cada peldaño del camino debe ser preparado por el hombre mismo, y ningún camino corto o fácil, conduce de la oscuridad a la luz. (4-55/6).

2. El problema de todos los discípulos es el mismo, es decir, vivir simultáneamente la vida interna agudamente sensible del Peregrino en el sendero de la vida, y la del ser humano en el mundo de los acontecimientos humanos; vivir la vida grupal del discípulo consagrado y la vida masiva de la humanidad; cumplir con su propio destino espiritual, por intermedio de una personalidad controlada y, al mismo tiempo, participar plenamente en la vida de la humanidad en la Tierra - ésta no es una tarea fácil. (16-342).


35. RANGO DE DISCIPULOS

El verdadero iniciado nunca hace la menor alusión, pública o privada, de que es un iniciado. Sabe que ello es contrario a la Ley, y muchas personas de escasa luz espiritual o capacidad intelectual, hacen tal afirmación, produciendo el consiguiente daño, menoscabando la idea de la Jerarquía y la naturaleza del adepto, ante los ojos del público observador.

...la legítima palabra “discípulo” no admite controversia, así como también es la más exacta para ser aplicada a las distintas categorías de trabajadores de la Jerarquía, desde el discípulo probacionista, apenas afiliado a algunos discípulos de la Jerarquía, hasta la influencia misma de Cristo, el Maestro de Maestros e Instructor de ángeles y hombres.

...Constantemente se opone a la malsana curiosidad respecto de títulos y categorías una plaga en muchos grupos esotéricos, y conduce a la competencia desmedida, envidia, críticas y pretensiones, que caracterizan a la generalidad de esos grupos ocultistas, inutilizando la mayoría de sus publicaciones e impidiendo al público recibir las enseñanzas en toda su pureza y sencillez. Estado y título, categoría y posición, nada significan. Lo que vale es la enseñanza, es decir, su verdad y su llamado intuitivo. - (5-713)


36. REQUISITOS DEL DISCIPULO

1. Las dificultades de los tiempos actuales se deben, en su mayor parte, a la falta de percepción intuitiva durante el pasado, y la culpa no la tienen los aspirantes inferiores, sino principalmente los místicos del mundo. Esta difi­ultad no proviene de la falta de idealismo, inteligencia o sinceridad, sino del fracaso en sacrificar siempre la personalidad para que demuestre su realidad el conocimiento intuitivo. Se ha permitido contemporizar, y en el mundo esotérico la contemporización está vedada. Su abuso lleva al desastre y arrastra oportunamente a las personalidades que han descendido a ello, a la ruina y al fracaso. La gente ha tratado de ajustar la verdad a la hora, en vez de ajustar la hora a la verdad, y con toda diplomacia se ha esforzado en lograr todo el realismo que consideraron inteligente. Los Maestros buscan a quienes poseen clara visión, adhesión incondicional a la verdad tal como la perciben, y capacidad para avanzar constantemente hacia el ideal. Esto implica los siguientes factores:

i.       Reconocimiento de ese ideal por medio de la meditación.

ii.      Su aplicación en la actualidad, por medio de la centralización.

iii.     Disipación de las formas mentales anticuadas y obstaculizadoras, mediante el propio sacrificio.

iv.     Rechazo a contemporizar, mediante una clara visión.

v.      Discriminación, lo cual permite al discípulo distinguir entre los actos de un individuo y el individuo mismo.

vi.     Comprensión de que en el trabajo esotérico no se permite interferir en el karma personal, como tampoco se permite protegerlo de las consecuencias de la acción. Esto implica, por lo tanto, una negativa a inmiscuirse en los asuntos ajenos - es decir, lo que se relaciona con la vida de la personalidad - y sin embargo significa la preocupación por las cuestiones de la causa mayor. Es esencial que los colaboradores aprendan a discernir entre los factores que tienden hacia la libertad personal y los que militan en contra de la libertad grupal.

El cuarto resultado que se debe obtener en la presente oportunidad, es introducir el nuevo ciclo y el nuevo grupo de participantes. Los trabajadores en la nueva era serán extraídos de todos los grupos, y la prueba de su elección dependerá en gran parte de la impersonalidad con que trabajen y la fuerza de su contacto interno con el alma. Para quienes están sumergidos en el fragor de la batalla, no es fácil juzgar a las personas con propiedad, ni ver los resultados con exactitud. Estas cosas deben ser manejadas dentro de los planos internos, y esto es observado por los atentos guías de la raza. Quisiera señalar brevemente una de las pocas cosas que buscan los Grandes Seres.

Esperan ver que la llama interna - resultado del esfuerzo sabio en el trabajo, en el pensar y en la acción - arda con creciente fulgor; observan si permanece oculta y tenue, debido al torbellino de corrientes astrales y a las formas mentales del antagonismo personal, la ambición y la envidia. Como resultado del trabajo mundial serán atraídos más estrechamente al trabajo de la Jerarquía, y otros serán momentáneamente detenidos. Se considerará de gran valor la capacidad de dominar al astral y trabajar desde niveles mentales.

Buscan a quienes pueden luchar contra las personalidades, y bregar para sentar principios y, no obstante, conservan intacto el vínculo del amor. Esto tiene más valor de lo que los hombres creen, y un hombre capaz de sostener un principio y amar sin embargo a todos los seres humanos --sin compromiso ni odio-- tiene algo raro que ofrecer en estos días y los Grandes Seres pueden utilizarlo. Por lo tanto, todos los colaboradores deben avanzar con clara visión, recto propósito y firme acción. Traten con paciencia y tolerancia a esos hermanos que han elegido los principios menores y lo incorrecto, que sacrifican el bien del grupo a sus propios fines personales o emplean métodos indignos. Denles amor, atención y ayuda, porque tropezarán en el camino y sentirán el peso de la ley. Manténganse dispuestos a levantarlos y ofrecerles oportunidades para servir, sabiendo que el servicio es el gran curador e instructor.

Los Grandes Seres esperan ver el desarrollo de la facultad de flexibilidad y adaptabilidad, siendo esta última una de las leyes fundamentales de las especies, tan maravillosamente demostrada por la naturaleza. Debe emprenderse la transferencia de esta ley a los planos internos, y su desarrollo en el nuevo ciclo de esfuerzo. La ley de adaptación implica saber apreciar la necesidad, reconocer la nueva fuerza que entra con el nuevo ciclo, y la consiguiente unión de la necesidad y de la fuerza en una amplia síntesis, que considera al yo personal simplemente como punto focal para la acción y la transmutación. Implica la transmutación de los cinco sentidos y su extensión en los planos más sutiles, de modo que la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, se fusionan en un todo sintético y cooperador, que puede ser utilizado en la gran tarea. En el plano físico, éstas tienden a la unificación de la vida personal y a la adaptación del mundo físico a las necesidades del yo personal. En los planos más sutiles esto debe ser transmutado hasta adecuarlo a las necesidades del grupo, del cual el individuo es una parte fragmentaria. La capacidad de realizarlo es una de las cosas que buscan los Grandes Seres en esos individuos cuyo privilegio será inaugurar la nueva era.

Ante todo, Ellos buscan un amplio canal que vaya, por intermedio de la mente, del alma al cerebro físico. Un canal así empleado indica que el hombre puede ser utilizado. Casi podría decirse que buscan la perfección del antakarana, ese canal de comunicación entre la conciencia del alma y el cerebro, cuyo poseedor es aquel a quien los Maestros pueden utilizar con éxito. En la elección de los colaboradores tienen en cuenta la capacidad lograda personalmente por el hombre y su habilidad arduamente adquirida. Cuando existe capacidad, habilidad y facultad, entonces los Grandes Seres los utilizan gozosamente. A veces se pone demasiado énfasis sobre el ángulo erróneo y se enseña lo contrario. El hombre no debe buscar a los Maestros porque quiera capacitarse. Los hallará cuando tenga capacidad - capacidad que lo dispondrá para el trabajo grupal, la cual podrá ser ampliada mediante una cuidadosa instrucción hasta alcanzar los poderes superiores del alma. El liderazgo en los grupos que controlan el trabajo de la nueva era, surgirá de la disciplina del individuo, y los lideres serán extraídos de quienes perciben los asuntos internos. El liderazgo que perdura no lo obtienen quienes luchan por obtener posición y poder, ni los que tienen ojos únicamente para ver las condiciones externas y pasan por alto las causas subyacentes. El liderazgo no le llega a quienes ponen su yo personal, posición y poder, antes que el bien del grupo. Lo obtendrán en forma perdurable quienes no buscan nada para el yo separado y aquellos que son absorbidos en el bien del todo. (4-108/11)

2. Ningún espejismo ni ilusión pueden retener durante mucho tiempo al hombre que se ha dedicado a la tarea de hollar el sendero del filo de la navaja, que lo conduce, a través de la maraña y de la tupida selva, a través de las profundas aguas del infortunio y la angustia, a través del valle del sacrificio y de las montañas de la visión, al portal de la Liberación. A veces viajará en la oscuridad (y la ilusión de la oscuridad es muy real); otras en una luz tan deslumbrante y ofuscadora que apenas verá el camino que tiene por delante; sabrá de la vacilación en el sendero y el caer bajo la fatiga del servicio y de la lucha; podrá desviarse momentáneamente y errar por las sendas perdidas de la ambición, del interés personal y de la atracción de lo material, pero el lapso será breve. Nada en el cielo ni en el infierno, en la tierra ni en ninguna otra parte, podrá impedir el progreso del hombre que ha despertado de la ilusión, ha vislumbrado la realidad más allá del espejismo del plano astral, y ha oído, aunque sea una sola vez, el toque de clarín de su propia alma.

El plano astral es también el Kurukshetra, tanto de la humanidad como de la unidad individual humana. Es el campo de batalla en que hallará su Waterloo todo aspirante. En determinada vida llega a una crisis emocional donde se toma una acción decisiva y el discípulo prueba el control de su naturaleza emocional. Esto puede ser una prueba grande y vital; abarcará un breve período, pero exigirá todos los recursos de su sabiduría y pureza, o quizás constituya una tensión emocional, prolongada y continua, durante muchos años. Pero en el logro del éxito y en la realización de la clara visión y correcto discernimiento (mediante la correcta discriminación), el discípulo testimonia su capacidad para la segunda iniciación.

...El buen resultado es inevitable. Por lo tanto es cuestión de una lenta o rápida comprensión y liberación de la gran ilusión mundial, y se requiere que cada aspirante trabaje arduamente y preste su ayuda para este fin. Todo aquel que se libera a sí mismo, ve con claridad y se libra del espejismo de la ilusión y ayuda en el Gran Trabajo. (4-167/8)

3. Apelo a todos aquellos que lean estas palabras, a volver a consagrarse a sí mismos y a reconocer que tienen la oportunidad de realizar un esfuerzo unido de utilidad mundial.

Podría ser útil aquí expresar con sencillez los requisitos necesarios para manifestar un propósito espiritual, individual o grupal. Estos podrían resumirse en tres palabras.

i.       Poder

ii.      Desapego

iii.     No criticar

Muy a menudo se usan palabras sencillas y, gracias al uso diario, pierden su real significado y valor esotérico.

Permítanme expresar algunas ideas referentes a estas palabras, aplicables únicamente al trabajo creador de magia blanca. Poder depende de dos factores para su expresión:

(a)     Unidad de propósito.

(b)    Carencia de impedimentos.

Los estudiantes se asombrarían si pudieran ver sus móviles como los vemos nosotros, los que guiamos el aspecto subjetivo de la experiencia. La mezcla de móviles es universal. Móvil puro es raro, y donde existe, hay siempre éxito y realización. Tal móvil puro puede ser totalmente egoísta y personal o altruista y espiritual, y ambos están mezclados, en diversos grados, en lo que al estudiante concierne. De acuerdo sin embargo a la pureza de intención y unidad de propósito, así será la potencia.

El Maestro de Maestros ha dicho: “Si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz”. Las palabras que El anunció, dan el principio subyacente en todo trabajo creador, y podemos vincular la idea que El revistió con palabras, en el símbolo que describí anteriormente en este tratado. ¡Poder, luz, vitalidad y manifestación! Tal es el verdadero procedimiento.

Es evidente, por lo tanto, que la unidad manifestada, el hombre, es exhortado a ser vital en su búsqueda y a cultivar su aspiración. Cuando esa aspiración es suficientemente fuerte, entonces es instado a alcanzar la capa­cidad de “mantener su mente firme en la luz”. Cuando pueda hacerlo, adquirirá el poder y poseerá el ojo único que redundará en la gloria de la divinidad inmanente. Sin embargo, hasta no haber dominado este proceso de desarrollo, no puede confiársele el poder. El procedimiento es el siguiente:

El aspirante individual empieza a manifestar algo del propósito del alma, en su vida del plano físico. Transmuta el deseo en aspiración, y esa aspiración es vital y verdadera. Aprende el significado de la luz, Cuando ha dominado la técnica de la meditación (y de esto se ocupan ciertas escuelas que existen actualmente) podrá manejar el poder, porque habrá aprendido a actuar como un Pensador divino. Ahora es un colaborador y está en contacto con el Propósito divino.

Sin embargo, como bien saben los verdaderos estudiantes, los impedimentos son legión, pues los obstáculos son innumerables. Tal unidad de propósito puede ser realizada ocasionalmente en momentos elevados, pero no permanece siempre con nosotros. Hay impedimentos de naturaleza física, de herencia y medio ambiente, de carácter, tiempo y condiciones, de karma mundial, así como también de karma individual. ¿Qué puede hacerse entonces? Tengo sólo una palabra que decir, y ella es: persistir. El fracaso jamás impide el éxito. Las dificultades desarrollan la fortaleza del alma. El secreto del éxito es mantenerse siempre firme e impersonal.

El segundo requisito es desapego. El trabajador en magia blanca debe mantenerse en lo posible libre de identificarse con aquello que ha creado o intenta crear. El secreto para todos los aspirantes es cultivar la actitud del observador y del vigía silencioso. La mayor parte del trabajo mágico queda anulado, porque el trabajador y constructor de la materia no guardó silencio. Por hablar anticipada y excesivamente, destruye lo que ha tratado de crear, y el hijo de su pensamiento nace sin vida. Todos los trabajadores del campo mundial deben reconocer la necesidad del desapego silencioso, y el trabajo de los estudiantes que leen estas instrucciones consiste en cultivar una actitud de desapego. El desapego mental capacita al pensador para morar siempre en un lugar elevado y secreto, y desde ese centro de paz llevar a cabo con calma y poder, el trabajo que se ha propuesto. Trabaja en el mundo de los hombres, ama, consuela y sirve; no presta atención a la simpatía y antipatía personales, ni a prejuicios ni apegos; se mantiene fuerte como una roca y como una mano tendida en la oscuridad, para todos aquellos con quienes entra en contacto. El cultivo de una actitud personal de desapego, con una actitud de apego espiritual, cortará las raíces de la vida del hombre, pero devolverá mil veces todo aquello que ha cortado.

Mucho se ha escrito sobre el apego y la necesidad de practicar el desapego. Ruego a todos los estudiantes, en la urgencia de la situación actual, que en vez de leer piensen sobre ello y comiencen a practicarlo y a demostrarlo.

No criticar es el tercer requisito. ¿Qué puedo decir sobre ello? ¿Por qué es un requisito tan esencial? Porque la crítica (análisis y en consecuencia separatividad) es la característica sobresaliente de los tipos mentales y también de las personalidades coordinadas. La crítica es un potente factor que pone en movimiento la sustancia mental y emocional, e impresiona fuertemente las células cerebrales y da origen a las palabras. Por un repentino estallido de pensamientos de crítica, la personalidad puede ser galvanizada en una potente pero errónea coordinación, con resultados desastrosos. La crítica es una facultad de la mente inferior, por lo tanto tiende a dañar y herir, y ningún hombre puede proseguir en el camino mientras daña y causa dolor a sabiendas. El trabajo de magia blanca y la realización del propósito jerárquico se ven obstaculizados fundamentalmente en las relaciones existentes entre sus trabajadores y los discípulos. En la tensión de la actual oportunidad no hay tiempo para la crítica, pues esto será un obstáculo para sí y para el trabajo.

En la apremiante situación actual siento la urgencia de exhortar a todos los que leen estas instrucciones, a olvidar sus simpatías y antipatías y a trascender los impedimentos de la personalidad que inevitablemente existen en ellos y en todos los que trabajan en el plano físico y los obstaculiza. Pido a todos los trabajadores recuerden que está ya con nosotros el día de la oportunidad, y que éste tiene su límite. Este actual tipo de oportunidad no durará eternamente. Las pequeñeces de las fricciones humanas, la incomprensión entre unos y otros, las pequeñas fallas, originadas en la personalidad y que después de todo son efímeras, las ambiciones y las ilusiones, deben todas desaparecer. Si los trabajadores practicaran el desapego sabiendo que la Ley actúa, que el propósito de Dios debe llegar a una conclusión final, y si aprendieran a no criticar jamás en palabra ni en pensamiento, la salvación del mundo debería proceder aceleradamente y sería anunciada la nueva era de amor e iluminación. (4-402/4)

4. Quienes se preparan para la Iniciación deben aprender a actuar conscientemente con el espejismo; tienen que trabajar eficazmente con la verdad presentada, ignorando cualquier dolor o sufrimiento o dudas mentales, incidentales a la rebeldía y a la limitación de la personalidad, y debe cultivar esa “indiferencia divina” hacia las consideraciones personales, característica del iniciado entrenado. (5-40/1)

5. No son aún iniciados y poseen defectos, limitaciones, puntos obscuros y mucha inercia, a la vez que satisfacción propia. La tendencia a la autodefensa es muy fuerte en ustedes, y esto produce una falta de disposición a reconocer los defectos o a admitir hipotéticamente la posibilidad de que existan. En otros prevalece la tendencia al autodesprecio, lo cual pone excesivo énfasis sobre la personalidad, y pensar constantemente en ella va en detrimento del verdadero progreso. Estas tendencias tan comunes son peligrosas para el iniciado en cierne. Les advierto que estén pendientes de lo que indican estas condiciones y dispuestos a escuchar y admitir la posibilidad de fracasar en el primer caso, y a olvidarse de sí mismos en el segundo. Encárense a sí mismos y a la vida, y sin temor vean las cosas tal cual son. No lo hagan porque les sugiero tal o cual situación, sino porque están dispuestos a enfrentar los hechos y preparados para descubrir cosas inesperadas en ustedes. Una de las primeras lecciones que el discípulo debe aprender es que, donde cree ser más fuerte y encontrar mayor satisfacción, con frecuencia es el punto de mayor peligro y debilidad. Las condiciones astrales se ven muchas veces invertidas, de allí el espejismo que frecuentemente domina al discípulo. (5-84/5)

6. Las lecciones que deben aprender todos los discípulos (antes de obtener el poder para trabajar en el mundo) podrían ser expresadas como esa necesidad de discernir entre:

i.                   Los principios primordiales y secundarios, o entre dos cosas correctas.

(a) lo más correcto y lo menos correcto,

(b) lo que es correcto para usted, pero quizá no lo sea para otros.

ii.      El propio dharma personal, la obligación y los deberes individuales y las responsabilidades y relaciones con el grupo.

iii.     Las necesidades y demandas que evidencian el trabajo grupal y las del individuo.

iv.     Lo esencial y lo no esencial. (5-279)

7. De acuerdo a la Ley de Escala que rige a los discípulos, inevitablemente se presentarán oportunidades que le permitirán corregir antiguas condiciones y cualquier forma errónea de manejarlas. Procure que ese naciente espíritu de amor irradie en su vida y afluya a través suyo hacia los demás, y también trate de devolver a todos el amor que recibió y recibirá. (5-489)

8. Ha sido observada su insistencia en hacer la transición de la vida inferior a la superior y su promesa al alma de que no reconocería ningún impedimento ni obstáculo. Por lo tanto se le ayudará y mediante sugerencias y atenta colaboración se le prestará ayuda en el camino. En este punto se le recordará que de acuerdo a las leyes de la nueva era, esa ayuda se presta únicamente a quienes trascendieron la aspiración egoísta y perdieron de vista su propio progreso en el deseo de servir. (5-506)

(a) SINCERIDAD

El estudio constante sobre la Sabiduría Eterna, y la captación de sus enunciados por medio del oído y de la vista, sólo sirven para aumentar la responsabilidad, o bien producir cansancio mental y estancamiento, con la consiguiente rebeldía a las instrucciones. Únicamente lo que es aplicable en la vida, tiene valor práctico y mantiene su vivencia. Aquellos que nos dedica­mos a la enseñanza, buscamos inevitablemente sinceridad ante todo. (14-19)

(b) SENSIBILIDAD

1. Las cualidades básicas que buscamos: sensibilidad, impersonalidad, capacidad síquica y polarización mental...

He manifestado que el primer requisito es sensibilidad. ¿Qué significa exactamente esto? No significa que ustedes son “almas sensibles” - esta acepción generalmente significa que son susceptibles, autocentrados y están siempre a la defensiva. Me refiero más bien a la capacidad que les permita expandir su conciencia hasta abarcar círculos cada vez más amplio de con­tacto; me refiero a la habilidad de mantenerse despiertos, alertas, agudos, para reconocer las relaciones y reaccionar rápidamente a la necesidad; estar atentos a la vida, mental, emocional y físicamente; desarrollar con rapidez el poder de observar simultáneamente en los tres planos de los tres mundos. No me interesan las relaciones personales cuando conciernen a la errónea sus­ceptibilidad de su personalidad hacia la depresión, autoconmiseración, defensa, ni a la llamada susceptibilidad a los desaires, a la incomprensión, al desagrado por las condiciones ambientales, al orgullo herido y cosas por el estilo. Todas causan confusión y abren las compuertas de la propia conmiseración. No necesitan que yo me ocupe de ellas, porque son conscientes de las mismas y pueden manejarlas si desean. Tales defectos interesan sólo en la medida que afectan a la vida del grupo; deben manejarlos con cuidado, percibir el peligro desde lejos y tratar de evitarlo. La sensibilidad que deseo ver desarrollada es esa viveza para el contacto con el alma, la impresionabilidad a la “voz del Instructor”, la vivencia al impacto de las nuevas ideas y a la delicada respuesta intuitiva, tales son las características del verdadero discípulo. Lo que se debe cultivar es la sensibilidad espiritual, y esto será posible cuando aprendan a trabajar por medio de los centros que están arriba del diafragma y a transmutar la actividad del plexo solar (que tanto predomina en el hombre común) convirtiéndola en actividad del corazón y en servicio a sus semejantes. (5-58)

2. Una de sus grandes limitaciones es la supersensibilidad. Su cascarón externo necesita endurecerse; debe aprender a desentenderse y a no reconocer lo que puede perturbar su vida de servicio. El proverbio reza: “Ellos dicen, ¿qué dicen? Déjelos que digan”. Esto encierra una gran verdad para usted. Los discípulos pierden mucho tiempo preocupándose por las palabras, pen­samientos y actos de otros discípulos, y así malgastan un tiempo que podrían emplear en forma más constructiva...

...Recuerde que todo sufrimiento debido a la supersensibilidad indica autocentralización. (5-516/7)

3. El desarrollo de la sensibilidad es difícil de comprender. Los miembros del grupo de un Maestro y Su Ashrama tienen que llegar a ser más sensibles - sensibles al Maestro y a Sus consagrados trabajadores. No se puede ser sensible ni llegar a ser ordenado por un proceso o entrenamiento ordenado. Muchos hombres y mujeres son sensibles, pero lo ignoran, debido a que se preocupan demasiado de las cosas externas y objetivas y de la vida de la forma. Lo explicaré de otra manera. Lo que se dicen a sí mismos y a los demás - mediante las palabras o los actos de su vida - es tan bullicioso que les dificulta ser lo que son y reconocerse como seres espirituales. El Maestro puede llegar a conocerlos a ustedes por los momentos tranquilos de aspiración, por lo que demostraron durante años como su tendencia fija en la vida, y por la forma en que reaccionan en momentos de crisis o tensión, lo cual le sirve de guía. La tarea del Maestro consiste en estimular al discípulo para que en todo instante sea lo que el Maestro sabe que él es en sus momentos más elevados. Quizás es una forma sencilla y casi infantil de explicarlo, pero da una idea general de lo que deseo significar. El Maestro lo hace debido a la gran necesidad mundial, especialmente en estos momentos, de trabajadores descentralizados, progresistas, amorosos e inteligentes. Muchos alcanzarán la etapa en que pueden llegar a ser sensibles, si logran acallar las ruidosas afirmaciones de la personalidad y permiten penetrar la luz del alma. Sólo así se puede conocer y tomar contacto con el Maestro. Cuando lleguen a olvidarse a sí mismos y de sus reacciones, interpretaciones y demandas personales, entonces descubrirán cómo y en qué forma el Maestro trata de impresionar a los discípulos y al grupo al que ustedes pueden estar afiliados. Entonces serán sensibles a esa impresión y facilitarán, según se dice, la actividad del Maestro por medio de un profundo y sincero interés en la vida esotérica, excluyendo la propia individualidad y también la del Maestro. Muchos métodos podrán entonces ser revelados, que ayudarán a establecer la interacción entre el discípulo y el Maestro. (5-651/2)

No hay comentarios:

Publicar un comentario