ANALOGIA PICO DE
UNA MONTAÑA Y NUESTRO INTERIOR
El pico de una montaña
parece ser el fin último de la conquista humana, pero sin embargo podemos
compararlo con el Ego, porque allí arriba no hay planta ni animal que pueda
vivir, las lluvias que bajan del Cielo con el propósito de traer la vida no
pueden permanecer más que pocos instantes y todo queda desierto y vacío(como
queda nuestra esencia cuando el Ego la domina).
La base de esa
montaña es más amplia, está más afirmada sobre la superficie y en ella van
quedando todas las cosas que bajan por la ladera.
El agua allí se
une, permanece, va formado pequeños arroyuelos que hacen nacer discretas
lagunas.
En esa región de la base de una montaña(como puede ser también de nuestra vida) el
agua (así como en la vida logra hacer la humildad) cumple su función
vivificadora, trae y crea la vida, se forman las cosas que nacen para
permanecer: como son los árboles, las flores y los animales.
No ha sido
necesario para llegar a eso cumplir míticos sacrificios para llegar a una cima, no ha sido
necesario gastar energía vital para
creer que hemos logrado un gran triunfo.
Solo fue indispensable un poco de humildad para saber que la belleza y la creación están disponibles para los mansos que están en el regazo de Dios
Solo fue indispensable un poco de humildad para saber que la belleza y la creación están disponibles para los mansos que están en el regazo de Dios
NUESTRO ALEJAMIENTO
DE DIOS PORQUE EN REALIDAD NO LO BUSCAMOS
Mi hermano me
llevo a ver un sector del campo donde hacia cuatro días se había sembrado maíz.
Caminamos
conversando de temas espirituales recorriendo los surcos que había dejado la
sembradora hasta que me preguntó:
“Bueno, Lucio.
¿Qué has visto?
A lo que
respondí.
¡Absolutamente
nada! ¿Por qué?…¿Que hay que ver?
Bueno -me
contestó –Se supone que estamos conversando de cosas sagradas en un día sagrado
(como deben ser todos los días)y en un "elemental" como es la tierra en
este momento ha sido abonada por la semilla de maíz que es una semilla de vida.
Acerca la cabeza
al suelo, afina la vista y verás unos milimétricos cabitos verdes de solo un
milímetro que es la vida que rompe la tierra para absorber el Sol que le envía
Dios.
Y efectivamente estaban casi invisibles uno o dos cabitos verdes que apenas podían
distinguirse de otros verdes de yuyos y pastos.
Sigue mirando,
busca y rebusca y dime que ves!- insistió.
Luego de un tiempo
de esfuerzos le respondí:
¡Sigo sin ver
nada! Ocasionalmente veo alguno de esos puntitos pero nada mas. Es un tema
aburrido y cansador.
Bueno Lucio, pero
no ves porque no buscas con intensidad, no sea que hagas lo mismo con Nuestro
Señor y por eso te cuesta tanto llegar a Él y a sentirlo como una parte más de
tu Ser.
Mira - me agregó-
debes buscar estas plantitas no con la vista o la mente sino con el corazón y solo usa tu mente para comprender que cada plantita que va naciendo está un
poco a la izquierda de cada surco y que además, que hay unas tres plantitas por
metro, más o menos. Hazte una idea que estas buscando no las plantitas sino a
Dios y con esa forma de buscar, quizás podrás ver un poco más.
Efectivamente,
luego de un tiempo de relajación y
atención, haciendo la analogía con la
búsqueda de Dios, comencé a descubrir unas por aquí, otras por allá, hasta que
las pude ver por retazos siempre alineadas a la izquierda de los surcos,
pugnando por la búsqueda del Sol, de la vida.
Finalmente la
vista pudo ver un cuadro completo, tan lejos como llegaba la vista, con cada
uno de esos puntos verdes que ordenadamente estaban cumpliendo un mandato
divino.
Si,
efectivamente, creo que así había buscado a Dios hasta ahora, sin poner el
corazón, sin amalgamarlo con la razón, sin acentuar la atención y sin mirar
profundamente................. porque quizás no quería mirar
Esto que tuve la
suerte de hacer con el maíz debo hacer (debemos hacer) con todo lo que nos rodea porque Él es parte de
cada una de las cosas que nos rodean y a través de la atención puede lograr que transformemos el conocimiento en sabiduría y
que logremos que la mente y el corazón, funcionen armónicamente con nuestro cuerpo, como
dice debe ser en el Cuarto Camino.