32. DISCIPULADO
1. Discípulo
es aquel que, por sobre todo, se compromete a hacer tres cosas:
i. Servir a la humanidad.
ii. Colaborar
en el plan de los Grandes Seres, tal como lo ve, y de la mejor manera posible.
iii. Desarrollar
los poderes del ego, expandir su conciencia hasta poder actuar en el cuerpo
causal, en los tres planos de los tres mundos, y seguir la guía del yo superior
y no los dictados de su triple manifestación inferior.
Discípulo es aquel que comienza a comprender el
trabajo grupal, y a trasladar su centro de actividad, desde sí mismo (como un
eje alrededor del cual todo gira) al centro del grupo.
Discípulo es aquel que comprende simultáneamente
la relativa insignificancia de cada unidad de conciencia como también su vasta
importancia. Se ajusta su sentido de proporción y ve las cosas tal cual son, a
las personas como son, a sí mismo tal cual es inherentemente, entonces trata de
llegar a ser lo que él es.
El discípulo comprende la vida o el aspecto fuerza
de la naturaleza y no le atrae la forma. Trabaja con la fuerza y por medio de la
fuerza; se reconoce como un centro de fuerza dentro de otro centro mayor de
fuerza, y tiene la responsabilidad de dirigir la energía que puede afluir a
través de él hacia los canales por medio de los cuales el grupo puede
beneficiarse.
El discípulo reconoce que es, en mayor o menor
grado, una avanzada de la conciencia del Maestro, considerando al Maestro en un
sentido dual:
i. Como
su propia conciencia egoica.
ii. Como el centro de su grupo; fuerza que anima
a las unidades del grupo, uniéndolas en un todo homogéneo.
Discípulo es aquel que transfiere su conciencia de
lo personal a lo impersonal, y que durante la etapa de transición soporta
necesariamente muchas dificultades y sufrimientos, provenientes de varias
causas:
i. De
su yo inferior, que se rebela en contra de la transmutación.
ii. De su grupo inmediato, de sus amigos y
familiares, que se rebelan ante su creciente impersonalidad. No les agrada ser
considerados uno con él, en el aspecto vida, y sin embargo independientes de
él, en lo que respecta a deseos e intereses. No obstante, la ley rige, y sólo
cabe verdadera unidad en la vida esencial del alma. El descubrimiento de que la
forma causa muchos sufrimientos al discípulo, pero el camino conduce eventualmente
a la perfecta unión.
Discípulo es aquel que conoce su responsabilidad
para con todas las unidades que están bajo su influencia --responsabilidad de
cooperar con el plan de la evolución, tal como es para ellos, y así expandir
las conciencias y enseñarles la diferencia entre lo real y lo irreal, la vida y
la forma. Esto
puede realizarlo muy fácilmente demostrando en su propia vida cuál es su meta,
objetivo y centro de conciencia. (1-68/9).
2. Cada uno tendrá su lugar en el plan si se
realiza el trabajo necesario, el cual consistirá en:
El esfuerzo de reconocer lo divino dentro de cada
uno. De esta manera la verdadera obediencia ocultista, esencial en todo
entrenamiento ocultista, será fomentada y desarrollada; no estará basada, como
sucede a menudo, en la personalidad, sino en la comprensión instintiva de que
existe un Maestro y en la disposición de seguirlo, como resultado del
conocimiento de Sus poderes, la pureza de Su vida y objetivos y la profundidad
de Sus conocimientos.
El esfuerzo para pensar en términos de grupo y
claramente por sí mismo, sin depender de otros para las explicaciones
aclaratorias.
El esfuerzo para purificar y refinar todos los
cuerpos y convertirlos en servidores dignos de confianza.
El esfuerzo para equipar al cuerpo mental lo mejor
posible y acumular en él hechos sobre los cuales ampliar el conocimiento.
Cuando se realicen tales cosas, grande será la
oportunidad. (2-225/6).
3. Mediante la rígida disciplina impuesta por uno
mismo, llega oportunamente la perfección. Nada es demasiado insignificante para
el discípulo, porque la meta se alcanza mediante el riguroso ajuste de los
detalles en la vida del mundo inferior. El discípulo al acercarse al Portal,
lleva una vida cada vez más difícil; la vigilancia ha de ser más estricta, y ha
de obrar correctamente, sin considerar las consecuencias, luchar con cada
cuerpo y subyugar cada uno de sus aspectos. Sólo mediante la total comprensión
del axioma: “Conócete a ti mismo”, llega el conocimiento que permite al hombre
aplicar la ley y conocer el mecanismo interno del sistema desde el centro a la periferia. Lucha,
esfuerzo, disciplina y servicio dedicado, sin otra recompensa que la
incomprensión y el abuso de los que vienen detrás, es la función del
discípulo. (2-226).
4.
No es cobardía ser precavido y cuidadoso respecto a las cuestiones que
conciernen a la vida subjetiva. Por consiguiente, el aspirante debe realizar
tres cosas:
i. Purificar,
disciplinar y transmutar su triple naturaleza inferior.
ii. Cultivar el conocimiento de sí mismo y
equipar el cuerpo mental mediante buenos pensamientos y acciones.
iii. Servir
a su raza con absoluta abnegación.
Al proceder así cumple con la ley, se condiciona
para obtener entrenamiento, y se capacita para recibir la culminante aplicación
del Cetro de Iniciación; de este modo aminorará el peligro que significa
despertar el fuego. (3-155).
5. A medida que el
aspirante progresa, no sólo equilibra los pares de opuestos sino que le es
revelado el secreto que oculta el corazón de su hermano. Llega así a ser una
fuerza reconocida en el mundo, de quien puede confiarse que se dedicará a
servir. Los hombres se dirigen a él en pos de ayuda y apoyo dentro de su línea
de actividad, y empieza a emitir su nota a fin de que no sólo escuchen los
seres humanos sino también los devas. Esta etapa la realiza por medio de la
literatura, las conferencias y la enseñanza, y también por medio de la música,
la pintura y el arte. Llega a los corazones de los hombres de una manera u
otra, convirtiéndose en un auxiliar y servidor de su raza.
...En esta etapa la vida del aspirante se
convierte también en “instrumento de destrucción”, en el sentido oculto del
término. Donde quiera que vaya, la fuerza que fluye a través de él,
proveniente de los planos superiores y de su propio Dios interno, produce a
veces resultados peculiares en su ambiente. Actúa como estimulante tanto del
bien como del mal, estimulando análogamente a los pitris lunares que forman los
cuerpos de sus semejantes y al suyo propio, quienes acrecientan su actividad y
adquieren excesivo poder. Este factor es utilizado por Aquellos que actúan
internamente para realizar ciertos fines deseados. Esto a menudo causa
momentáneamente la caída de almas avanzadas, las cuales no pueden resistir la
fuerza que fluye a ellas, o sobre las mismas, desviándose por la
hiperestimulación temporaria de sus centros y vehículos. Esto puede observarse
tanto en los grupos como en los individuos. Pero cuando los Señores lunares del
yo inferior han sido previamente subyugados y controlados sucede lo contrario,
entonces el efecto de la fuerza y de la energía, con las cuales entran en
contacto, consistirá en estimular la respuesta de la conciencia del cerebro
físico y de los centros de la cabeza al contacto egoico. Entonces esta fuerza
que de otra manera sería destructiva se convierte en un factor estimulante,
bueno y útil, que pueden utilizarlo Aquellos que saben hacerlo, a fin de
conducir al hombre a una mayor iluminación.
Estas etapas han de tener lugar en los tres planos
inferiores y en los tres cuerpos de acuerdo al Rayo y subrayo particulares. De
esta manera el discípulo continúa realizando su trabajo y también lleva a cabo
las pruebas y el entrenamiento a que está sometido, hasta que las dos hileras
de pétalos se abren y la tercera comienza a formarse; dirigiendo correctamente
la energía y manipulando inteligentemente las corrientes de fuerza, el
discípulo es conducido al Portal de la Iniciación, egresando del Aula del Aprendizaje e
ingresando al Aula de la
Sabiduría - donde gradualmente se hace “consciente” de las
fuerzas y poderes que están latentes en su propio Ego y su grupo egoico. Allí
adquiere el derecho a utilizar la fuerza del grupo egoico, porque ya se puede
confiar que la empleará únicamente para ayudar a la humanidad. Después
de la cuarta
Iniciación se le puede confiar parte de la energía del Logos
planetario y participar de ella, permitiéndole llevar adelante los planes de
este Logos para la evolución. (3-687/9).
33. REQUISITOS NECESARIOS PARA LOS ASPIRANTES
1. El grupo de Instructores con quienes pueden
estar en contacto las aspirantes comunes y los discípulos en probación en el
plano mental, son hombres de pasiones similares, pero con mayor experiencia en
el sendero y un autocontrol más sabio de sí mismos. No trabajan con aspirantes
por sentir afecto personal, sino porque la necesidad es tan grande que buscan a
quienes puedan ser entrenados. La actitud mental requerida es rápida captación,
habilidad de registrarlo y no dudar hasta tener mayor conocimiento. Luego se
le urge al aspirante a dudar de todo. Les recordaré las palabras de un
Instructor que dijo “Somos hombres sensatos y equilibrados que instruimos, así
como enseñábamos en la tierra, no adulando a nuestros estudiantes sino
disciplinándolos. Los conducimos sin forzar ni nutrir sus ambiciones con
promesas de poder, sino impartiéndoles información e induciéndoles a utilizarla
en su trabajo, sabiendo que el correcto uso del conocimiento lleva a la
experiencia y a la realización de la meta”.
¡Cuántas veces se encuentra un estudiante más
preocupado en el Maestro y lo que Éste hará, que en su propio trabajo! Sin
embargo adaptarse al servicio y capacitarse para colaborar útilmente, son o
debieran ser sus principales preocupaciones.
Interesa más la investigación respecto al Maestro
que las cualidades necesarias para el discipulado. Lo que se sabe respecto a
los adeptos interesa más que la constante investigación sobre las limitaciones
e incapacidades, cosa que debería ocupar la atención del aspirante. Es más
fácil despertar la curiosidad acerca de las costumbres y los métodos de
determinados Maestros para manejar a los discípulos, que aplicar pacientemente
hábitos correctos y métodos de trabajo en la vida del seudo discípulo. Todas
estás cuestiones son de orden
secundario y sólo dificultan y limitan, y una de las primeras cosas que se
aconseja, a quien quiera entrar en comunicación con los Maestros, es apartar su
atención de todo lo que no le concierne y enfocarla en los pasos y etapas
necesarios que debe expresar en su vida y suprimir esos momentos perdidos,
estados de ánimo y períodos mentales que frecuentemente ocupan la mayor parte
de su vida mental.
Cuando un Maestro desea encontrar a quienes están
capacitados para recibir instrucción y enseñanza, busca ante todo tres cosas.
Si éstas no existen, será inútil toda devoción, aspiración, pureza y formas de
vida. Es esencial que todos los aspirantes comprendan estos tres factores y
eviten sufrimiento mental y pérdida de energía.
i. El Maestro busca la luz en la cabeza.
ii. Investiga
el karma del aspirante.
iii. Observa
su servicio en el mundo.
Si no hay indicios en el hombre de que es,
denominado esotéricamente, “una lámpara encendida”, será inútil que el Maestro
pierda su tiempo. Cuando la luz en la cabeza está presente, indica:
(a) El funcionamiento mayor o menor de la glándula
pineal, que (como bien se sabe) es el asiento del alma y el Órgano de la
percepción espiritual. En esta glándula tienen lugar los primeros cambios
fisiológicos incidentales al contacto con el alma, lo cual se logra mediante el
trabajo definido de meditación, el control mental y la afluencia de fuerza
espiritual.
(b) El alineamiento del hombre con su ego - alma o
yo superior en el plano físico - en el plano mental, más la subordinación de la
vida y naturaleza del plano físico a la impresión y el control del alma. Esto
está muy bien explicado en los primeros tres capítulos del libro aspirantes
Cartas sobre Meditación Ocultista y debe ser estudiado por los discípulos.
(c) El descenso de fuerza mediante el cordón o
hilo magnético, desde el alma al cerebro, a través del cuerpo mental. Todo el
secreto de la visión espiritual, correcta percepción y contacto, consiste en
una debida comprensión de la afirmación anterior y, por lo tanto, los Aforismos
de Yoga de Patanjali es siempre el libro de texto de los discípulos,
iniciado y adeptos, porque allí se encuentran esas reglas y métodos que ponen a
la mente bajo control, estabilizan el cuerpo astral y desarrollan y refuerzan
el hilo del alma, a fin de poder ser un verdadero canal de comunicación entre
el hombre y su ego. La luz de la iluminación desciende a la cavidad del
cerebro y hace objetivas tres esferas de conocimiento. A menudo esto se olvida,
y de allí proviene la indebida aflicción y las interpretaciones prematuras del
discípulo probacionista parcialmente iluminado.
La luz pone de relieve primeramente, y lleva al
primer plano de la conciencia esas formas mentales y entidades que representan
la vida inferior, y que (en su conjunto) constituyen el Morador en el Umbral.
Así el aspirante se da cuenta, ante todo, de lo
indeseable, de su falta de mérito y de sus limitaciones e irrumpen en su visión
los componentes malsanos de su aura. La oscuridad interna se intensifica por la
luz que brilla débilmente desde el centro de su ser, y con frecuencia se
desespera y desciende a las profundidades de la depresión. Todos
los místicos atestiguan esto, y este período debe ser vivido hasta que la luz
pura del día despeje todas las sombras y la oscuridad; así poco a poco la vida
se ilumina y brilla hasta que el sol en la cabeza fulgura en toda su gloria.
(d) Finalmente, la luz en la cabeza indica haber
descubierto el sendero, y al hombre sólo le queda estudiar y comprender la
técnica por la cual la luz se centraliza, intensifica, penetra, hasta que
oportunamente se convierte en esa línea magnética (parecida al hilo de la araña)
que puede ser seguida retroactivamente hasta llegar al origen de la
manifestación inferior y penetrar en la conciencia del alma. El lenguaje empleado
es simbólico, aunque vitalmente exacto, pero está expresado así a fin de
impartir información a los que saben y proteger a los que aún no saben.
“El sendero del justo es como una luz brillante”
y, sin embargo, al mismo tiempo el hombre debe convertirse en el sendero mismo.
Penetra en la luz, se convierte en luz, y actúa como lámpara encendida en un
lugar oscuro, llevando iluminación a otros e iluminando el camino ante ellos.
Como próximo punto, un Maestro debe considerar si
ello es o no kármicamente posible, antes de admitir a un hombre en Su grupo, o
si existen en su archivo esas condiciones que en esta vida le impiden ser
admitido.
Tres factores principales deben ser considerados
por separado y en relación entre sí.
Primero, ¿existen obligaciones kármicas en al vida
actual del hombre, que lo imposibilitan para actuar como discípulo? A este
respecto hay que tener muy en cuenta que un hombre puede llegar a ser discípulo
y merecer la atención de un Maestro sólo cuando su vida vale algo en el mundo
de los hombres, cuando ejerce influencia en su esfera y cuando moldea y actúa
sobre las mentes y los corazones de otros hombres.
Si no es así, el Maestro pierde tiempo en ocuparse
personalmente de él, porque puede ser ayudado en forma apropiada, de otra
manera, por ejemplo, podrá extraer mucho conocimiento de libros e instructores,
que sólo es de carácter teórico y no práctico y adquirir mucha experiencia bajo
la guía de su propio ego, el Maestro en su corazón. El hombre es un discípulo
cuando puede ser utilizado para desarrollar el plan de la Jerarquía y también
influido para materializar esos esfuerzos planificados que permitirán a la
humanidad dar los pasos necesarios hacia adelante. Esto implica (en su vida en
el plano físico), tiempo, reflexión, circunstancias propicias y otras
consideraciones, que posiblemente el hombre haya alcanzado la etapa, desde el
punto de vista de su carácter, en que merece el reconocimiento de un
Maestro y, sin embargo, tener obligaciones y deberes que cumplir, que
obstaculizarían su servicio activo en determinada vida. El maestro debe
considerar esto como también lo hace el ego del hombre.
Actualmente, y con frecuencia, el resultado es que
(tal vez inconscientemente para el cerebro físico) el hombre adquiere una gran
experiencia y toma a su cargo una excesiva responsabilidad en una vida
particular, con el objeto de liberarse para prestar servicio en una vida
posterior y obtener el estado de chela. Trabaja a fin de equiparse para la
próxima vida y se dedica a cumplir pacientemente sus deberes del hogar, del círculo de
amigos y de sus negocios. Se da cuenta que desde el punto de vista egoico una
vida es una cosa breve que pasa pronto, y que por medio del estudio, la
actividad inteligente, el servicio amoroso y la paciencia, trascenderá esas
condiciones que impiden ser aceptado en el grupo de un Maestro.
El Maestro también estudia la condición del cuerpo
físico y de los cuerpos más sutiles de un aspirante, a fin de ver si en ellos
existen estados de conciencia que traban su utilidad y actúan como obstáculos.
Estas condiciones son también kármicas y deben ser ajustadas antes de poder ser
admitido entre otros chelas. Un cuerpo físico enfermo, un cuerpo astral
propenso a fluctuaciones, emociones e ilusiones síquicas, y un cuerpo mental no
controlado o mal equipado, resultan peligrosos para el estudiante si no son
corregidos y perfeccionados. Un chela está sometido constantemente a la acción
de las fuerzas que le llegan de tres fuentes principales,
¡. su
propio ego,
ii. su
Maestro,
iii. el
grupo de condiscípulos,
y si no es fuerte, ni está purificado y
controlado, dichas fuerzas servirán para estimular sólo condiciones
indeseables, fomentar lo que debe ser eliminado y traer a la superficie todas
las flaquezas ocultas. Ello debe
efectuarse inevitablemente, pero mucho hay que hacer en este sentido antes
de ser admitido en un grupo de discípulos, de lo contrario gran parte del
valioso tiempo del Maestro deberá dedicarse a eliminar y anular los efectos de
las reacciones violentas del chela sobre otros chelas del mismo grupo. Es
mejor esperar y trabajar uno mismo paulatina e inteligentemente, que forzar el
camino hacia líneas de fuerza antes de estar preparado para manejar éstas y sus
consecuencias.
El adepto debe considerar otro factor: la encarnación
de esos chelas con quienes el hombre debe trabajar y están ligados kármicamente
a él por antiguos vínculos y familiarizados en un trabajo similar.
A veces es aconsejable esperar un poco antes de
permitírsele salir del sendero físico, hasta llegar a esa vida en que sus
compañeros de trabajo estén en cuerpo físico, sintonizados a su vibración y
acostumbrados a trabajar con él, porque el ingreso al grupo de un Maestro
depende del servicio que debe prestar y del trabajo específico que ha de
realizar y no porque un hombre reciba un entrenamiento cultural que algún día
lo convertirá en un adepto. Los chelas se entrenan a sí mismos, y cuando están
preparados para cualquier trabajo son utilizados por un Maestro. Se desarrollan
ellos mismos y efectúan su propia salvación, y a medida que dan un paso tras
otro, su Maestro les transfiere cada vez mayor responsabilidad. Serán
entrenados en la técnica del servicio y en la respuesta vibratoria al Plan,
pero ellos deben aprender a controlarse y a capacitarse para el servicio.
Hay otros factores kármicos que debe considerar un
Maestro, pero éstos son los tres principales y de mayor importancia que han de
tener en cuenta los aspirantes. Están especificados de tal manera que ningún
auténtico y sincero trabajador debe sentirse deprimido y desalentado, si no ha
establecido un vínculo consciente con el Maestro ni ha percibido afiliación
alguna con un grupo esotérico de chelas. Quizás no se deba a su incapacidad,
sino simplemente a la elección de su ego de preparar en esta vida el camino
para una acción futura, eliminar obstáculos en uno o en los tres cuerpos
inferiores, o esperar el momento en que su aceptación sea más propicia.
El tercer factor que el Maestro busca es el del
servicio, y referente a ello el aspirante tiene muy poco que decir y
probablemente lo interprete mal. La ambición espiritual, el deseo de actuar
como dirigente de grupo, oírse hablar, enseñar, escribir o dar conferencias,
son considerados erróneamente como servicio por el aspirante.
Al Maestro no le interesa la fuerza o posición
mundana del trabajador, ni la cantidad de personas que se reúnan alrededor de
su personalidad, sino los móviles que impulsan su actividad y el efecto que su
influencia ejerce sobre sus semejantes. El verdadero servicio es la emanación
espontánea de un corazón amoroso y de una mente inteligente, el resultado
de hallarse en el lugar correspondiente y permanecer en él; el producto de la
inevitable afluencia de la fuerza espiritual y no de la intensa actividad en el
plano físico; es el efecto del hombre cuando expresa lo que en realidad es, un
divino Hijo de Dios, y no el efecto estudiado de sus palabras o actos. Un
verdadero servidor reúne alrededor de él a quienes es su deber servirlos y
ayudarlos por medio de la fuerza de su vida y su personalidad espiritualizada,
y no por sus pretensiones o aseveraciones orales. Sirve olvidándose de sí
mismo, sigue su camino abnegadamente, no piensa en la magnitud o el fracaso de
sus realizaciones, ni tiene ideas preconcebidas de su propio valor o utilidad.
Vive, sirve, trabaja e influye, sin pedir nada para el yo separado.
Cuando un Maestro percibe esta manifestación en la
vida de un hombre, como resultado del despertar de la luz interna y el reajuste
de sus obligaciones kármicas, entonces emite una nota y espera ver si el hombre
reconoce su propia nota grupal. Al reconocerla, es admitido en su propio grupo
de trabajadores y puede estar en presencia de un Maestro. (4-139/45).
2. Daré algunas sencillas sugerencias que pueden
ser de utilidad para el aspirante sincero:
i. Con la ordenada
regulación de la vida viene la eventual síntesis y el correcto control del
tiempo, con todo lo que de ello proviene.
ii. Con la eliminación correcta de todo lo
secundario y con el sentido de proporción correctamente ajustado, llega a la
exactitud y centralización, distintivos del ocultista.
iii. Con la correcta aspiración, en el momento
señalado, se produce el contacto necesario y la inspiración para el trabajo a
realizar.
iv. Con la constante adhesión a las reglas autoimpuestas
se produce el gradual refinamiento del instrumento y el perfeccionamiento
de los vehículos que - para el Maestro serán el medio para ayudar a
innumerables pequeñas vidas. (18-19).
34. ¿QUE ES UN DISCIPULO?
1. El hombre ha utilizado la forma y ha sido
dominado por ésta. Ha sufrido por ello, y con el tiempo se ha rebelado, pues se
ha saciado de todo lo que pertenece al mundo material. Insatisfacción, hastío,
desagrado y profunda fatiga, son características muy frecuentes de quienes
están al borde del discipulado. Y ¿qué es un discípulo? Es quien trata de
aprender un nuevo ritmo, entrar en un nuevo campo de experiencia y seguir los
pasos de esa humanidad avanzada que antes que él ha hollado el sendero que
conduce de la oscuridad a la luz y de lo irreal a lo real. Ha saboreado las
alegrías de la vida en el mundo de la ilusión y ha aprendido que son impotentes
para satisfacerlo y retenerlo. Ahora se encuentra en una etapa de transición
entre los nuevos y los viejos estados del ser. Vibra entre la condición de la
percepción del alma y la percepción de la forma. Por lo tanto, ve
“doble”.
Su percepción espiritual aumenta lenta y
firmemente a medida que el cerebro se va capacitando para recibir iluminación
del alma, por intermedio de la
mente. Al desarrollarse la intuición, el radio de percepción
aumenta y se abren nuevos campos de conocimiento.
El primer campo de conocimiento que recibe
iluminación puede describirse como aquel que abarca la totalidad de las formas
que se encuentran en los tres mundos del esfuerzo humano - etérico, astral y
mental. El discípulo en cierne se hace consciente de su naturaleza inferior a
través de este proceso, y comienza a darse cuenta de la amplitud de su
aprisionamiento y (como lo
expresa Patanjali) de “las modificaciones de la versátil naturaleza
síquica”.’ Le son revelados los impedimentos para la realización y los
obstáculos para el progreso, y su problema se convierte en específico. Con
frecuencia llega a la posición en que se encontró Arjuna, enfrentado con enemigos
en su propio hogar, confundido respecto a su deber, desanimado al tratar de
equilibrarse entre los pares de opuestos. Entonces la plegaria para él debería
ser la famosa oración de la
India, pronunciada por el corazón, captada por la cabeza y
complementada por una ferviente vida de servicio a la humanidad:
“Descúbrenos la faz del verdadero sol espiritual,
Oculta por un disco de luz dorada, Para poder conocer la verdad y cumplir con
nuestro deber, Cuando nos encaminamos hacia Tus sagrados pies”.
A medida que lucha y persevera, supera sus
problemas y controla sus deseos y pensamientos, se revela el segundo campo de
conocimiento - conocimiento del yo en el cuerpo espiritual, y del ego al
expresarse mediante el cuerpo causal, el Karana Sarira, y la percepción de esa
fuente de energía espiritual, impulso motivador que reside detrás de la
manifestación inferior. El “disco de luz dorada” es traspasado; el verdadero
sol es percibido; el sendero es descubierto y el aspirante lucha por avanzar
hacia la luz cada vez más clara.
Cuando se estabiliza el conocimiento del yo y la
conciencia de lo que ese yo percibe, oye, conoce y hace contacto, el discípulo
encuentra al Maestro; se pone en contacto con su grupo de discípulos y
comprende el plan del trabajo inmediato que le corresponde desarrollar
gradualmente en el plano físico. Así disminuye la actividad de la naturaleza
inferior y el hombre entra poco a poco en contacto consciente con su Maestro y
su grupo. Pero esto ocurre después de “encender la lámpara” - alineamiento de
lo inferior con lo superior y descenso de iluminación al cerebro.
Es esencial que estos puntos sean comprendidos y
estudiados por todos los aspirantes para poder dar los pasos necesarios y
desarrollar la deseada percepción. Hasta no realizarlo, por más voluntad que
tenga el Maestro, es impotente para admitir a alguien en Su grupo, incluirlo en
Su influencia áurica y convertirlo en una avanzada de Su conciencia. Cada
peldaño del camino debe ser preparado por el hombre mismo, y ningún camino
corto o fácil, conduce de la oscuridad a la luz. (4-55/6).
2.
El problema de todos los discípulos es el mismo, es decir, vivir
simultáneamente la vida interna agudamente sensible del Peregrino en el sendero
de la vida, y la del ser humano en el mundo de los acontecimientos humanos;
vivir la vida grupal del discípulo consagrado y la vida masiva de la humanidad;
cumplir con su propio destino espiritual, por intermedio de una personalidad
controlada y, al mismo tiempo, participar plenamente en la vida de la humanidad
en la Tierra -
ésta no es una tarea fácil. (16-342).
35. RANGO DE DISCIPULOS
El verdadero iniciado nunca hace la menor alusión,
pública o privada, de que es un iniciado. Sabe que ello es contrario a la Ley, y muchas personas de
escasa luz espiritual o capacidad intelectual, hacen tal afirmación, produciendo
el consiguiente daño, menoscabando la idea de la Jerarquía y la
naturaleza del adepto, ante los ojos del público observador.
...la legítima palabra “discípulo” no admite
controversia, así como también es la más exacta para ser aplicada a las
distintas categorías de trabajadores de la Jerarquía, desde el discípulo probacionista,
apenas afiliado a algunos discípulos de la Jerarquía, hasta la influencia misma de Cristo,
el Maestro de Maestros e Instructor de ángeles y hombres.
...Constantemente se opone a la malsana curiosidad
respecto de títulos y categorías una plaga en muchos grupos esotéricos, y
conduce a la competencia desmedida, envidia, críticas y pretensiones, que
caracterizan a la generalidad de esos grupos ocultistas, inutilizando la mayoría
de sus publicaciones e impidiendo al público recibir las enseñanzas en toda su
pureza y sencillez. Estado y título, categoría y posición, nada significan. Lo
que vale es la enseñanza, es decir, su verdad y su llamado intuitivo. - (5-713)
36. REQUISITOS DEL DISCIPULO
1. Las dificultades de los tiempos actuales se
deben, en su mayor parte, a la falta de percepción intuitiva durante el pasado,
y la culpa no la tienen los aspirantes inferiores, sino principalmente los
místicos del mundo. Esta difiultad no proviene de la falta de idealismo,
inteligencia o sinceridad, sino del fracaso en sacrificar siempre la
personalidad para que demuestre su realidad el conocimiento intuitivo. Se ha
permitido contemporizar, y en el mundo esotérico la contemporización está
vedada. Su abuso lleva al desastre y arrastra oportunamente a las
personalidades que han descendido a ello, a la ruina y al fracaso. La gente ha
tratado de ajustar la verdad a la hora, en vez de ajustar la hora a la verdad,
y con toda diplomacia se ha esforzado en lograr todo el realismo que
consideraron inteligente. Los Maestros buscan a quienes poseen clara visión,
adhesión incondicional a la verdad tal como la perciben, y capacidad para
avanzar constantemente hacia el ideal. Esto implica los siguientes factores:
i.
Reconocimiento de ese ideal por
medio de la meditación.
ii.
Su aplicación en la actualidad, por
medio de la centralización.
iii. Disipación de las formas mentales
anticuadas y obstaculizadoras, mediante el propio sacrificio.
iv. Rechazo
a contemporizar, mediante una clara visión.
v. Discriminación, lo cual permite al
discípulo distinguir entre los actos de un individuo y el individuo mismo.
vi. Comprensión de que en el trabajo esotérico
no se permite interferir en el karma personal, como tampoco se permite
protegerlo de las consecuencias de la acción. Esto implica, por lo tanto, una negativa
a inmiscuirse en los asuntos ajenos - es decir, lo que se relaciona con la vida
de la personalidad - y sin embargo significa la preocupación por las cuestiones
de la causa mayor. Es esencial que los colaboradores aprendan a discernir entre
los factores que tienden hacia la libertad personal y los que militan en contra
de la libertad grupal.
El cuarto resultado que se debe obtener en la
presente oportunidad, es introducir el nuevo ciclo y el nuevo grupo de
participantes. Los trabajadores en la nueva era serán extraídos de todos los
grupos, y la prueba de su elección dependerá en gran parte de la impersonalidad
con que trabajen y la fuerza de su contacto interno con el alma. Para quienes
están sumergidos en el fragor de la batalla, no es fácil juzgar a las personas
con propiedad, ni ver los resultados con exactitud. Estas cosas deben ser
manejadas dentro de los planos internos, y esto es observado por los atentos
guías de la raza.
Quisiera señalar brevemente una de las pocas cosas que buscan
los Grandes Seres.
Esperan ver que la llama interna - resultado del
esfuerzo sabio en el trabajo, en el pensar y en la acción - arda con creciente
fulgor; observan si permanece oculta y tenue, debido al torbellino de
corrientes astrales y a las formas mentales del antagonismo personal, la
ambición y la envidia.
Como resultado del trabajo mundial serán atraídos más estrechamente
al trabajo de la Jerarquía,
y otros serán momentáneamente detenidos. Se considerará de gran valor la
capacidad de dominar al astral y trabajar desde niveles mentales.
Buscan a quienes pueden luchar contra las
personalidades, y bregar para sentar principios y, no obstante, conservan
intacto el vínculo del amor. Esto tiene más valor de lo que los hombres creen,
y un hombre capaz de sostener un principio y amar sin embargo a todos los seres
humanos --sin compromiso ni odio-- tiene algo raro que ofrecer en estos días y
los Grandes Seres pueden utilizarlo. Por lo tanto, todos los colaboradores
deben avanzar con clara visión, recto propósito y firme acción. Traten con
paciencia y tolerancia a esos hermanos que han elegido los principios menores y
lo incorrecto, que sacrifican el bien del grupo a sus propios fines personales
o emplean métodos indignos. Denles amor, atención y ayuda, porque tropezarán en
el camino y sentirán el peso de la ley. Manténganse dispuestos a levantarlos y
ofrecerles oportunidades para servir, sabiendo que el servicio es el gran
curador e instructor.
Los Grandes Seres esperan ver el desarrollo de la
facultad de flexibilidad y adaptabilidad, siendo esta última una de las leyes
fundamentales de las especies, tan maravillosamente demostrada por la naturaleza. Debe
emprenderse la transferencia de esta ley a los planos internos, y su desarrollo
en el nuevo ciclo
de esfuerzo. La ley de adaptación implica saber apreciar la necesidad,
reconocer la nueva fuerza que entra con el nuevo ciclo, y la
consiguiente unión de la necesidad y de la fuerza en una amplia síntesis, que
considera al yo personal simplemente como punto focal para la acción y la transmutación. Implica
la transmutación de los cinco sentidos y su extensión en los planos más sutiles,
de modo que la vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato, se fusionan en
un todo sintético y cooperador, que puede ser utilizado en la gran tarea. En el
plano físico, éstas tienden a la unificación de la vida personal y a la
adaptación del mundo físico a las necesidades del yo personal. En los planos
más sutiles esto debe ser transmutado hasta adecuarlo a las necesidades del
grupo, del cual el individuo es una parte fragmentaria. La capacidad de
realizarlo es una de las cosas que buscan los Grandes Seres en esos individuos
cuyo privilegio será inaugurar la nueva era.
Ante todo, Ellos buscan un amplio canal que vaya,
por intermedio de la mente, del alma al cerebro físico. Un canal así empleado
indica que el hombre puede ser utilizado. Casi podría decirse que buscan la
perfección del antakarana, ese canal de comunicación entre la conciencia del
alma y el cerebro, cuyo poseedor es aquel a quien los Maestros pueden utilizar
con éxito. En la elección de los colaboradores tienen en cuenta la capacidad lograda
personalmente por el hombre y su habilidad arduamente adquirida. Cuando existe
capacidad, habilidad y facultad, entonces los Grandes Seres los utilizan
gozosamente. A veces se pone demasiado énfasis sobre el ángulo erróneo y se
enseña lo contrario. El hombre no debe buscar a los Maestros porque quiera
capacitarse. Los hallará cuando tenga capacidad - capacidad que lo dispondrá
para el trabajo grupal, la cual podrá ser ampliada mediante una cuidadosa
instrucción hasta alcanzar los poderes superiores del alma. El liderazgo en los
grupos que controlan el trabajo de la nueva era, surgirá de la disciplina del
individuo, y los lideres serán extraídos de quienes perciben los asuntos
internos. El liderazgo que perdura no lo obtienen quienes luchan por obtener posición
y poder, ni los que tienen ojos únicamente para ver las condiciones externas y
pasan por alto las causas subyacentes. El liderazgo no le llega a quienes ponen
su yo personal, posición y poder, antes que el bien del grupo. Lo obtendrán en
forma perdurable quienes no buscan nada para el yo separado y aquellos que son
absorbidos en el bien del todo. (4-108/11)
2. Ningún espejismo ni ilusión pueden retener
durante mucho tiempo al hombre que se ha dedicado a la tarea de hollar el
sendero del filo de la navaja, que lo conduce, a través de la maraña y de la
tupida selva, a través de las profundas aguas del infortunio y la angustia, a
través del valle del sacrificio y de las montañas de la visión, al portal de la Liberación. A veces
viajará en la oscuridad (y la ilusión de la oscuridad es muy real); otras en
una luz tan deslumbrante y ofuscadora que apenas verá el camino que tiene por
delante; sabrá de la vacilación en el sendero y el caer bajo la fatiga del
servicio y de la lucha; podrá desviarse momentáneamente y errar por las sendas
perdidas de la ambición, del interés personal y de la atracción de lo material,
pero el lapso será breve. Nada en el cielo ni en el infierno, en la tierra ni
en ninguna otra parte, podrá impedir el progreso del hombre que ha despertado
de la ilusión, ha vislumbrado la realidad más allá del espejismo del plano
astral, y ha oído, aunque sea una sola vez, el toque de clarín de su propia
alma.
El plano astral es también el Kurukshetra, tanto
de la humanidad como de la unidad individual humana. Es el campo de batalla en
que hallará su Waterloo todo aspirante. En determinada vida llega a una crisis
emocional donde se toma una acción decisiva y el discípulo prueba el control de
su naturaleza emocional. Esto puede ser una prueba grande y vital; abarcará un
breve período, pero exigirá todos los recursos de su sabiduría y pureza, o
quizás constituya una tensión emocional, prolongada y continua, durante muchos
años. Pero en el logro del éxito y en la realización de la clara visión y correcto
discernimiento (mediante la correcta discriminación), el discípulo testimonia
su capacidad para la segunda iniciación.
...El buen resultado es inevitable. Por lo tanto
es cuestión de una lenta o rápida comprensión y liberación de la gran ilusión
mundial, y se requiere que cada aspirante trabaje arduamente y preste su ayuda
para este fin. Todo aquel que se libera a sí mismo, ve con claridad y se libra
del espejismo de la ilusión y ayuda en el Gran Trabajo. (4-167/8)
3. Apelo a todos aquellos que lean estas palabras,
a volver a consagrarse a sí mismos y a reconocer que tienen la oportunidad de
realizar un esfuerzo unido de utilidad mundial.
Podría ser útil aquí expresar con sencillez los
requisitos necesarios para manifestar un propósito espiritual, individual o
grupal. Estos podrían resumirse en tres palabras.
i. Poder
ii. Desapego
iii. No
criticar
Muy a menudo se usan palabras sencillas y, gracias al uso diario,
pierden su real significado y valor esotérico.
Permítanme expresar algunas ideas referentes a estas palabras,
aplicables únicamente al trabajo creador de magia blanca. Poder depende de dos
factores para su expresión:
(a) Unidad de
propósito.
(b) Carencia de
impedimentos.
Los estudiantes se asombrarían si pudieran ver sus
móviles como los vemos nosotros, los que guiamos el aspecto subjetivo de la experiencia. La
mezcla de móviles es universal. Móvil puro es raro, y donde existe, hay siempre
éxito y realización. Tal móvil puro puede ser totalmente egoísta y personal o
altruista y espiritual, y ambos están mezclados, en diversos grados, en lo que
al estudiante concierne. De acuerdo sin embargo a la pureza de intención y
unidad de propósito, así será la potencia.
El Maestro de Maestros ha dicho: “Si tu ojo es bueno,
todo tu cuerpo estará lleno de luz”. Las palabras que El anunció, dan el
principio subyacente en todo trabajo creador, y podemos vincular la idea que El
revistió con palabras, en el símbolo que describí anteriormente en este tratado.
¡Poder, luz, vitalidad y manifestación! Tal es el verdadero procedimiento.
Es evidente, por lo tanto, que la unidad manifestada, el
hombre, es exhortado a ser vital en su búsqueda y a cultivar su aspiración.
Cuando esa aspiración es suficientemente fuerte, entonces es instado a alcanzar
la capacidad de “mantener su mente firme en la luz”. Cuando pueda hacerlo,
adquirirá el poder y poseerá el ojo único que redundará en la gloria de la
divinidad inmanente. Sin embargo, hasta no haber dominado este proceso de
desarrollo, no puede confiársele el poder. El procedimiento es el siguiente:
El aspirante individual empieza a manifestar algo del
propósito del alma, en su vida del plano físico. Transmuta el deseo en
aspiración, y esa aspiración es vital y verdadera. Aprende el significado de la
luz, Cuando ha dominado la técnica de la meditación (y de esto se ocupan
ciertas escuelas que existen actualmente) podrá manejar el poder, porque habrá
aprendido a actuar como un Pensador divino. Ahora es un colaborador y está en
contacto con el Propósito divino.
Sin embargo, como bien saben los verdaderos estudiantes,
los impedimentos son legión, pues los obstáculos son innumerables. Tal unidad
de propósito puede ser realizada ocasionalmente en momentos elevados, pero no
permanece siempre con nosotros. Hay impedimentos de naturaleza física, de herencia
y medio ambiente, de carácter, tiempo y condiciones, de karma mundial, así como
también de karma individual. ¿Qué puede hacerse entonces? Tengo sólo una
palabra que decir, y ella es: persistir. El fracaso jamás impide el
éxito. Las dificultades desarrollan la fortaleza del alma. El secreto del éxito
es mantenerse siempre firme e impersonal.
El segundo requisito es desapego. El trabajador
en magia blanca debe mantenerse en lo posible libre de identificarse con
aquello que ha creado o intenta crear. El secreto para todos los aspirantes es
cultivar la actitud del observador y del vigía silencioso. La mayor
parte del trabajo mágico queda anulado, porque el trabajador y constructor de
la materia no guardó silencio. Por hablar anticipada y excesivamente, destruye
lo que ha tratado de crear, y el hijo de su pensamiento nace sin vida. Todos
los trabajadores del campo mundial deben reconocer la necesidad del desapego
silencioso, y el trabajo de los estudiantes que leen estas instrucciones consiste
en cultivar una actitud de desapego. El desapego mental capacita al pensador
para morar siempre en un lugar elevado y secreto, y desde ese centro de paz llevar a cabo con calma y
poder, el trabajo que se ha propuesto. Trabaja en el mundo de los hombres, ama,
consuela y sirve; no presta atención a la simpatía y antipatía personales, ni a
prejuicios ni apegos; se mantiene fuerte como una roca y como una mano tendida
en la oscuridad, para todos aquellos con quienes entra en contacto. El cultivo
de una actitud personal de desapego, con una actitud de apego espiritual,
cortará las raíces de la vida del hombre, pero devolverá mil veces todo aquello
que ha cortado.
Mucho se ha escrito sobre el apego y la necesidad de
practicar el desapego. Ruego a todos los estudiantes, en la urgencia de la
situación actual, que en vez de leer piensen sobre ello y comiencen a
practicarlo y a demostrarlo.
No criticar es el tercer requisito. ¿Qué puedo decir sobre ello? ¿Por qué es un
requisito tan esencial? Porque la crítica (análisis y en consecuencia
separatividad) es la característica sobresaliente de los tipos mentales y
también de las personalidades coordinadas. La crítica es un potente factor que
pone en movimiento la sustancia mental y emocional, e impresiona fuertemente
las células cerebrales y da origen a las palabras. Por un repentino estallido
de pensamientos de crítica, la personalidad puede ser galvanizada en una
potente pero errónea coordinación, con resultados desastrosos. La crítica es
una facultad de la mente inferior, por lo tanto tiende a dañar y herir, y
ningún hombre puede proseguir en el camino mientras daña y causa dolor a
sabiendas. El trabajo de magia blanca y
la realización del propósito jerárquico se ven obstaculizados fundamentalmente
en las relaciones existentes entre sus trabajadores y los discípulos. En la
tensión de la actual oportunidad no hay tiempo para la crítica, pues esto será
un obstáculo para sí y para el trabajo.
En la apremiante situación actual siento la urgencia de
exhortar a todos los que leen estas instrucciones, a olvidar sus simpatías y
antipatías y a trascender los impedimentos de la personalidad que
inevitablemente existen en ellos y en todos los que trabajan en el plano físico
y los obstaculiza. Pido a todos los
trabajadores recuerden que está ya con nosotros el día de la oportunidad, y que
éste tiene su límite. Este actual tipo de oportunidad no durará eternamente.
Las pequeñeces de las fricciones humanas, la incomprensión entre unos y otros,
las pequeñas fallas, originadas en la personalidad y que después de todo son
efímeras, las ambiciones y las ilusiones, deben todas desaparecer. Si los
trabajadores practicaran el desapego sabiendo que la Ley actúa, que el propósito de
Dios debe llegar a una conclusión final, y si aprendieran a no criticar jamás
en palabra ni en pensamiento, la salvación del mundo debería proceder
aceleradamente y sería anunciada la nueva era de amor e iluminación. (4-402/4)
4. Quienes se preparan para la Iniciación deben aprender
a actuar conscientemente con el espejismo; tienen que trabajar eficazmente con
la verdad presentada, ignorando cualquier dolor o sufrimiento o dudas mentales,
incidentales a la rebeldía y a la limitación de la personalidad, y debe
cultivar esa “indiferencia divina” hacia las consideraciones personales,
característica del iniciado entrenado. (5-40/1)
5. No son aún iniciados y poseen defectos, limitaciones,
puntos obscuros y mucha inercia, a la vez que satisfacción propia. La tendencia
a la autodefensa es muy fuerte en ustedes, y esto produce una falta de
disposición a reconocer los defectos o a admitir hipotéticamente la posibilidad
de que existan. En otros prevalece la tendencia al autodesprecio, lo cual pone
excesivo énfasis sobre la personalidad, y pensar constantemente en ella va en
detrimento del verdadero progreso. Estas tendencias tan comunes son peligrosas
para el iniciado en cierne. Les advierto que estén pendientes de lo que indican
estas condiciones y dispuestos a escuchar y admitir la posibilidad de fracasar
en el primer caso, y a olvidarse de sí mismos en el segundo. Encárense a sí
mismos y a la vida, y sin temor vean las cosas tal cual son. No lo hagan porque
les sugiero tal o cual situación, sino porque están dispuestos a enfrentar los
hechos y preparados para descubrir cosas inesperadas en ustedes. Una de las
primeras lecciones que el discípulo debe aprender es que, donde cree ser más
fuerte y encontrar mayor satisfacción, con frecuencia es el punto de mayor
peligro y debilidad. Las condiciones astrales se ven muchas veces invertidas,
de allí el espejismo que frecuentemente domina al discípulo. (5-84/5)
6. Las lecciones que deben aprender todos los discípulos
(antes de obtener el poder para trabajar en el mundo) podrían ser expresadas
como esa necesidad de discernir entre:
i.
Los principios
primordiales y secundarios, o entre dos cosas correctas.
(a) lo más correcto y lo menos correcto,
(b) lo que es correcto para usted, pero quizá no lo sea
para otros.
ii. El
propio dharma personal, la obligación y los deberes individuales y las
responsabilidades y relaciones con el grupo.
iii. Las
necesidades y demandas que evidencian el trabajo grupal y las del individuo.
iv. Lo esencial
y lo no esencial. (5-279)
7. De acuerdo a la Ley de Escala que rige a los discípulos,
inevitablemente se presentarán oportunidades que le permitirán corregir
antiguas condiciones y cualquier forma errónea de manejarlas. Procure que ese
naciente espíritu de amor irradie en su vida y afluya a través suyo hacia los
demás, y también trate de devolver a todos el amor que recibió y recibirá.
(5-489)
8.
Ha sido observada su insistencia en
hacer la transición de la vida inferior a la superior y su promesa al alma de
que no reconocería ningún impedimento ni obstáculo. Por lo tanto se le ayudará
y mediante sugerencias y atenta colaboración se le prestará ayuda en el camino.
En este punto se le recordará que de acuerdo a las leyes de la nueva era, esa
ayuda se presta únicamente a quienes trascendieron la aspiración egoísta y
perdieron de vista su propio progreso en el deseo de servir. (5-506)
(a) SINCERIDAD
El estudio constante sobre la Sabiduría Eterna,
y la captación de sus enunciados por medio del oído y de la vista, sólo sirven
para aumentar la responsabilidad, o bien producir cansancio mental y
estancamiento, con la consiguiente rebeldía a las instrucciones. Únicamente lo
que es aplicable en la vida, tiene valor práctico y mantiene su vivencia.
Aquellos que nos dedicamos a la enseñanza, buscamos inevitablemente sinceridad
ante todo. (14-19)
(b) SENSIBILIDAD
1. Las cualidades básicas que buscamos: sensibilidad,
impersonalidad, capacidad síquica y polarización mental...
He manifestado que el primer requisito es sensibilidad.
¿Qué significa exactamente esto? No significa que ustedes son “almas
sensibles” - esta acepción generalmente significa que son susceptibles,
autocentrados y están siempre a la defensiva. Me refiero más bien a la capacidad que
les permita expandir su conciencia hasta abarcar círculos cada vez más amplio
de contacto; me refiero a la habilidad de mantenerse despiertos, alertas,
agudos, para reconocer las relaciones y reaccionar rápidamente a la necesidad;
estar atentos a la vida, mental, emocional y físicamente; desarrollar con
rapidez el poder de observar simultáneamente en los tres planos de los tres
mundos. No me interesan las relaciones personales cuando conciernen a la
errónea susceptibilidad de su personalidad hacia la depresión,
autoconmiseración, defensa, ni a la llamada susceptibilidad a los desaires, a
la incomprensión, al desagrado por las condiciones ambientales, al orgullo
herido y cosas por el estilo. Todas causan confusión y abren las compuertas de
la propia conmiseración. No necesitan que yo me ocupe de ellas, porque son
conscientes de las mismas y pueden manejarlas si desean. Tales defectos
interesan sólo en la medida que afectan a la vida del grupo; deben manejarlos
con cuidado, percibir el peligro desde lejos y tratar de evitarlo. La
sensibilidad que deseo ver desarrollada es esa viveza para el contacto con el
alma, la impresionabilidad a la “voz del Instructor”, la vivencia al impacto de
las nuevas ideas y a la delicada respuesta intuitiva, tales son las
características del verdadero discípulo. Lo que se debe cultivar es la
sensibilidad espiritual, y esto será posible cuando aprendan a trabajar por
medio de los centros que están arriba del diafragma y a transmutar la actividad
del plexo solar (que tanto predomina en el hombre común) convirtiéndola en
actividad del corazón y en servicio a sus semejantes. (5-58)
2. Una de sus grandes limitaciones es la supersensibilidad. Su
cascarón externo necesita endurecerse; debe aprender a desentenderse y a no
reconocer lo que puede perturbar su vida de servicio. El proverbio reza: “Ellos
dicen, ¿qué dicen? Déjelos que digan”. Esto encierra una gran verdad para
usted. Los discípulos pierden mucho tiempo preocupándose por las palabras, pensamientos
y actos de otros discípulos, y así malgastan un tiempo que podrían emplear en
forma más constructiva...
...Recuerde que todo sufrimiento debido a la
supersensibilidad indica autocentralización. (5-516/7)
3. El desarrollo de la sensibilidad es difícil de
comprender. Los miembros del grupo de un Maestro y Su Ashrama tienen que llegar
a ser más sensibles - sensibles al Maestro y a Sus consagrados trabajadores. No
se puede ser sensible ni llegar a ser ordenado por un proceso o entrenamiento
ordenado. Muchos hombres y mujeres son sensibles, pero lo ignoran,
debido a que se preocupan demasiado de las cosas externas y objetivas y de la
vida de la forma. Lo
explicaré de otra manera. Lo que se dicen a sí mismos y a los demás - mediante
las palabras o los actos de su vida - es tan bullicioso que les dificulta ser
lo que son y reconocerse como seres espirituales. El Maestro puede llegar a
conocerlos a ustedes por los momentos tranquilos de aspiración, por lo que
demostraron durante años como su tendencia fija en la vida, y por la forma en
que reaccionan en momentos de crisis o tensión, lo cual le sirve de guía. La
tarea del Maestro consiste en estimular al discípulo para que en todo instante
sea lo que el Maestro sabe que él es en sus momentos más elevados. Quizás es
una forma sencilla y casi infantil de explicarlo, pero da una idea general de
lo que deseo significar. El Maestro lo hace debido a la gran necesidad mundial,
especialmente en estos momentos, de trabajadores descentralizados,
progresistas, amorosos e inteligentes. Muchos alcanzarán la etapa en que pueden
llegar a ser sensibles, si logran acallar las ruidosas afirmaciones de la
personalidad y permiten penetrar la luz del alma. Sólo así se puede conocer y
tomar contacto con el Maestro. Cuando lleguen a olvidarse a sí mismos y de sus
reacciones, interpretaciones y demandas personales, entonces descubrirán cómo y
en qué forma el Maestro trata de impresionar a los discípulos y al grupo al que
ustedes pueden estar afiliados. Entonces serán sensibles a esa impresión y
facilitarán, según se dice, la actividad del Maestro por medio de un profundo y
sincero interés en la vida esotérica, excluyendo la propia individualidad y
también la del
Maestro. Muchos métodos podrán entonces ser revelados, que
ayudarán a establecer la interacción entre el discípulo y el Maestro. (5-651/2)